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Con un San Antonio recién salido de su caballete. :: IMÁGENES CEDIDAS POR LA FAMILIA DE PEPE MOLINA
MIS FAMILIAS PREFERIDAS... PEPE MOLINA

Sobresaliente pintor de pintores

El artista jerezano destaca especialmente por su excelente dominio del color

RAFAEL LORENTE
JEREZ.Actualizado:

Tuve una tía abuela a la que llamábamos la tía Paca. Francisca Fernández Humánez, que así se llamaba, era una mujer que había vivido intensamente. De joven estuvo casada con un invidente, gran músico y compositor, concertista de piano al que acompañó en sus giras por Europa y América. Dada su gran sensibilidad y habilidades artísticas, la tía Paca pintaba al óleo pequeñas tablas en las que trataba de plasmar las casonas y palacetes en los que su esposo había dado conciertos, en algunas de las cuales habían pernoctado. A las arquitecturas siempre añadía idílicos jardines con estanques, cuyas aguas eran surcadas por blancos cisnes de arqueados cuellos. Aunque visto desde diferentes ángulos, el motivo era recurrente y, amén de ser gran conocedora de la música culta, de hacer flores de tela y otras manualidades, siempre pintaba lo mismo.

La tía Paca quedó para siempre en nuestro recuerdo como una mujer entrañable y de gran sensibilidad, pero no como una artista. A lo largo de la vida hemos conocido a muy pocos artistas; queremos decir a verdaderos artistas. El verdadero artista es una persona a la que la naturaleza ha dotado de una cualidad llamada talento, característica que lo hace singular por su capacidad para emocionar. Implica a su vez otras facetas que lo distinguen y lo hacen acreedor del calificativo.

Quien haya tenido la fortuna de conocer al gran guitarrista flamenco Parrilla de Jerez o a Paco Cepero puede comprender el ejemplo, ya que ambos son músicos de gran creatividad y dotes para la composición. Obvia decir que tocaores hay muchos y buenos, pero son pocos los que poseen el tesoro de la creatividad. La mayoría de los artistas tocan, cantan, pintan, esculpen o bailan siguiendo tendencias y guiados por las modas, lo que hacen es ser meros epígonos de los creadores. El artista es una fuente que mana constante; nuestro paisano Manuel Alejandro Álvarez Beigbeder no es el compositor que tiene la suerte de escribir una canción y que ésta pegue; las de Manuel Alejandro son todos éxitos. Ésa es la diferencia.

A los aficionados a la pintura lo que más nos fascina es la clase del pintor, o, lo que es lo mismo, el cúmulo de facultades y conocimientos que alberga, que, junto a la huella profunda que le ha labrado el oficio, lo demarcan y distinguen por su buen gusto y sello propio. En Pepe Molina no cabe la torpeza, la mediocridad y menos la vulgaridad en la temática; ni tampoco los errores anatómicos, cuyos trazos vayan a delatar un atisbo de desconocimiento: en el paisaje, en la botánica, la naturaleza, la mar, el reino animal, la biología, la arquitectura...

Si a la extraordinaria visión del mundo que pinta le sumamos su inusitada destreza para dibujar los conceptos y plasmarlos iluminados por el color, nos encontramos ante la presencia de un artista como pocos. Quizá junto con la técnica ésta sea su cualidad más destacada: la del dominio del color, facultad a la que debe llegar todo pintor que se precie, pero que en Pepe Molina tiene la calificación de sobresaliente.

Sabe las composiciones de cada color, conoce -¿intuye?- el resultado de cada mezcla, según las cantidades o proporciones de los pigmentos que emplea.

Grandes maestros

A mí me parece que a sus innatas facultades se le han ido sumando su continuo interés y estudio de los grandes maestros, del XVII, del XVIII y, sobre todo, del siglo XIX del que es un devoto, como también de pintores de la talla de Mariano Fortuni, Sánchez Perrier, los sevillanos García Ramos y García Rodríguez, Martín Rico, Reyna, el jerezano Gallegos Armosa... sintiendo especial admiración por los bodegones tenebristas y por las marinas de la escuela malagueña. Como el artista completo que es, también es cultivador de la temática clásica, dominando con soltura las ruinas, la arquitectura, la arqueología industrial, el realismo mágico...

Hijo de José Molina y de Josefa González, hace el número dos de entre sus cuatro hermanos. Nuestro artista nació en pleno barrio de San Miguel, en la calle Cotofre al final de la década de los 50, en el seno de una familia donde el arte se movía con cierta frecuencia, ya que su padre, el Chato Molina, que así se apodaba, era conocido corredor, en cuyas transacciones y negocios de fincas también entraban piezas de arte.

Pepe Molina tuvo una infancia feliz, educándose en el colegio del Mundo Nuevo de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, donde hizo los estudios elementales de bachillerato. Allí tuvo como maestro de dibujo al profesor Fernández Lira, quien rápidamente captó sus dotes artísticas y se lo comunicó al profesor Muñoz Cebrián. Desde entonces, Pepe Molina se hizo alumno de ambos, frecuentando sus estudios, donde pintó y adquirió los valiosísimo conocimientos que supieron transmitirle. No obstante, y por consejo de Muñoz Cebrián, se matriculó en la Escuela de Artes y Oficios, en la que llevó a cabo los estudios que sobre pintura se impartían: técnica, color, anatomía, perspectivas...

De su escuela y época son también los pintores jerezanos Juan Ángel González de la Calle, David Toro, Pepe Basto y un sin número más de amigos pintores y artistas con los que comparte el arte y otras aficiones y con los que, periódicamente, se reúne para disfrutar de unas copas de jerez y charlar en torno a la vida, así como los aconteceres de nuestra ciudad. A estas reuniones asiste gente de buen humor, también amenos conversadores como Jesús Rodríguez. Suelen ser asiduos de ellas en casa de la entrañable Mati durante las tardes de verano y época de caracoles. Allí podemos encontrar a flamencos como el gran guitarrista Alberto San Miguel, el que con su sonanta suele destapar el frasco de las esencias.

De estas reuniones que se hacen en casa de Mati hemos querido recabar la opinión que tiene de él su propio amigo Fernando Gómez, contestándonos al respecto: «Amén de ser un extraordinario y generoso amigo, Pepe no conoce la codicia, todo en él es entrega y desprendimiento hacia los suyos, es una persona de desbordante simpatía y gran cultura. Con el talento que Dios le ha dado es, sin embargo, el artista que peor ha gestionado su tiempo para la pintura, no habiendo sacado el rendimiento debido a sus extraordinarias dotes como pintor».

Otros amigos opinan lo que sigue:

Pepe Arcas: El doctor Arcas, al que le une una larga amistad, nos dice: «Es una persona de exquisita sensibilidad, educado, cariñoso, serio, hombre de gran humor y agradable trato. Si hubiera vivido en el Medievo, hubiera sido un ilustrador de incunables».

Juan Ángel González de la Calle. El internacional, afamado y cualificado pintor nos habla de Pepe como su amigo y compañero desde hace treinta años: «Persona sin dobleces, no ha cambiado, es quien era, no busca apariencias, auténtico amigo de sus amigos, siempre se puede contar con él; alegre, continuamente de buen humor y pensando en agradar. Pintor bien dotado, con buen gusto, cosa que demuestra en las composiciones de sus cuadros. Excelentes dotes en el dominio de la técnica y el color. No es ambicioso, vive como él quiere vivir. Joaquina, su mujer, es sin duda su equilibrio y su base más sólida».

Fernando Toro. Es otro de los pintores de Jerez que frecuenta y cultiva amistad con nuestro protagonista, quien también se deshace en elogios hacia la persona y el artista, y apostilla: «Pepe Molina es un amigo al que desde que lo conocí hace 25 años tuve y conservo una gran feeling; amigo de sus amigos, educado, con gran sentido del humor, lo que provoca confianza y cercanía. Pintor fantástico y sin secretos, que le pone extraordinario cariño a todo lo que hace: ya sea vestirse, comer, salir a pasear, pintura, ver una obra de arte. A todo le presta gran primor. Conoce sobradamente la técnica de la pintura, por lo que tiene capacidad para llevar a cabo cualquier obra del pintor y época que se le antoje».

Pepe Basto. el amigo y extraordinario pintor que en la actualidad se encuentra en Holanda asistiendo con sus lienzos a varias exposiciones por los Países Bajos, nos transmite el cariño y admiración que siente por el gran pintor Pepe Molina; por su técnica inefable y el buen gusto que transmite con su pintura».

Alberto San Miguel. El buen guitarrista jerezano, quien con su guitarra ha recorrido medio mundo acompañando a grandes artistas y cantaores flamencos, nos transmite los sentimientos que tiene hacia nuestro protagonista, del que nos dice que es un pintor cuya calidad no ha sido aún suficientemente reconocida. «Persona entrañable que nunca ha buscado el protagonismo ni la adulación, ni por supuesto, enriquecerse con su pintura; prefiere cultivar la amistad y gozar de unos pocos pero grandes amigos».

Aunque Pepe Molina es reacio a participar o formar parte de exposiciones y concursos, ha participado en algunas y, además, con éxito, consiguiendo primeros y segundos premios. Tales han sido la de Arcos de la Frontera o la de la Sala Laberinto en Jerez, así como otras colectivas en las que ha concurrido... No obstante, y a pesar de sus grandes posibilidades de optar a primeros premios, no se presenta debido a sus características personales de modestia y timidez, que le hacen huir de todo protagonismo, sintiéndose tan a gusto en la intimidad de su estudio donde lleva a cabo los encargos que constantemente recibe.

Fernando Gómez. «Si Pepe hubiera tenido un buen representante, su pintura hoy estaría más divulgada y por lo tanto tendría mayor cotización. Ha podido ganar el dinero que hubiera querido, pero nunca fue interesado ni conocido la ambición, pensando sólo en el presente y poco más. El tiempo pondrá el valor a éste extraordinario y culto pintor jerezano, al que el futuro confirmará el lujo que entraña el poder contemplar alguna obra suya; porque por pequeña que sea. Un óleo de Pepe Molina es la guinda que remata cualquier rincón de nuestra casa».

Nuestro paisano está casado con la sanluqueña Joaquina Navarro Bazán, con la que forma un binomio especial, no sólo para la convivencia sino también para la producción artística y el goce de la vida. Son extraordinariamente amantes de los niños y de los animales.

Por su padre el Chato Molina lleva en la sangre genes de artista de renombre; no en vano, es primo del reconocido compositor Antonio Gallardo Molina; así mismo del músico y gran guitarrista Manuel Fernández Molina 'Parrilla de Jerez' y, por esta rama, descendiente de míticos cantaores, artistas y toreros.