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MILENIO

VAYAMOS AL GRANO

JUAN TEBA
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El líder Griñán ha experimentado un cambio notable en las últimas fechas; a estar oscurecido entre las bambalinas del poder a causa, en parte, de la regular influencia mediática del propio Griñán como presidente de La Junta, marcado además de cerca por un incansable Valderas, a estar bajo el punto de mira público del sucesor de Chaves, quien jamás pudo decir «En mi imperio nunca se pone el sol». Tampoco es para ponerse así. El poder político, señor Griñán, es como una atracción de feria, una vagoneta que se desliza entre raíles, curvas cerradas y columpios/sube baja. Pero ni un rasguño. Griñán se sabe afortunado. Las señoras le miran con respeto y sin lujuria palpable. Al regidor Le agradaría lo contrario: mucha lujuria en las miradas y miradas melancólicas a lo largo de su figura.

Vayamos al grano. La popular Rosario Soto, de la escudería del PP, le ha pedido al sosegado líder socialista que no caiga en la tentación de montar con el 'rojo' Valderas un pacto 'social-comunista' en la Junta. Ya puesta, la señora Soto, le pidió a Griñán a bote pronto algo así como la cabeza de Gordillo, el alcalde más longevo de España. Y, sobre todo, la señora Soto apretó el gatillo con furor al solicitarle, igualmente, a Valderas, que no excluyera del Parlamento a los alcaldes jornaleros. No parece probable que Valderas pudiera hacerlo. Sería un golpe de Estado al municipalismo y a los resultados electorales. Y hasta ahí pudiéramos llegar.

Valderas fue alcalde en su pueblo y nunca dio que hablar más allá de las buenas costumbres. Todo ello porque la señora Soto se malicia que Griñán y Valderas están 'conchabados'. Término profundo y fuerte donde los haya. A Griñán se le revolotearían las bases y a Valderas, probablemente, le mostrarían en su sede tarjeta roja.

Con un poco de paciencia, en unos meses, veremos el mapa político andaluz manifiestamente modificado. Griñán insiste en que adelantará mínimamente el adelanto de las autonómicas, y el silente Rajoy, que ya se ve y sueña pernoctando en el palacio de los Montpensier durante cuatro años, viene a confirmar que lleva rezando en cruz numerosísimos rosarios y otras obras de piedad cristiana. Mezclar la fe y el voluntarismo es como unir la pasión y la piedad. O sea, la pólvora y la lujuria.