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Bernanke alerta del «caos» si no se amplía el techo de deuda
El jefe de la Reserva Federal de EEUU avisa de las consecuencias devastadoras que tendría una moratoria
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarHasta esta semana, Ben Bernanke había mantenido un discreto segundo plano en la discusión sobre el incremento de la deuda estadounidense. Con demócratas y republicanos enfrascados en una infructuosa negociación que acerca al país al abismo de la suspensión de pagos, el jefe de la Reserva Federal (Fed) aprovechó su comparecencia semestral ante el Congreso para advertir sobre las devastadoras consecuencias que tendría una moratoria de la deuda del país.
Si Washington no aumenta su límite máximo de endeudamiento antes del 2 de agosto, «llevará al sistema financiero al caos y afectará enormemente a la economía mundial», repitió ayer a los preocupados integrantes del Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes. Sus palabras resonaron al tiempo que la agencia de calificación Moody's amenazó con degradar la tripe A que ostenta la deuda de EE UU por la «creciente posibilidad» de que no se alcance un acuerdo. A su vez, Standard & Poor's hizo un movimiento similar poniéndose en contacto de forma confidencial y privada con los legisladores de ambos partidos a los que instó a buscar una salida a la crisis.
El escenario político en Washington sigue sin invitar al optimismo, con Obama abandonando súbitamente una reunión a causa del bloqueo de John Boenher y los suyos mientras el líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConell, trataba de romper la férrea doctrina oficial ante el temor de que un fracaso en las negociaciones fracture al electorado conservador.
Una apelación aislada que poco cambia el telón de fondo de la situación, con la mayoría de pesos pesados del partido cerrando filas en torno a la máxima de que sin una reducción drástica del gasto público no habrá apoyo de la Cámara de Representantes a incrementar el límite de la deuda. Pese a ser un formulismo que nunca había sido utilizado como arma política -George Bush recibió luz verde hasta en siete subidas sucesivas durante su mandato y en todas logró el respaldo demócrata- los republicanos no han hallado mejor manera de imponer su filosofía de 'adelgazar' Washington y su receta para la recuperación.
Culpas a Obama
No menos importante, opinan destacados analistas, es el objetivo de comprometer la capacidad de respuesta del Gobierno para luego echar más culpas a Obama sobre la gestión de la economía. A esta estrategia, los correligionarios del presidente han respondido con aceptar una parte importante de los recortes propuestos por la oposición siempre que la medida venga acompañada de un incremento de impuestos a los más pudientes de tal forma que no se resientan capítulos esenciales del gasto social.
No está claro si este postulado es compartido «por la mayoría de los estadounidenses», como presume el inquilino de la Casa Blanca pero es en ese equilibrio donde ha colocado todas sus bazas. La derecha, apelando a su amplia base social, se muestra muy enfática en el asunto y repite que de subir las tasas nada de nada, ni siquiera a los ricos, tal es su devoción por el libre mercado y el rechazo a la idea de un Gobierno que, estiman, tiene demasiado peso en la actividad económica.
En medio de ese pulso, una encuesta divulgada ayer apunta que el 48% de los votantes responsabilizaría a los republicanos si el techo de la deuda no se incrementa, y el 34% lo reprocharía a Obama.