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El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, durante el anuncio en La Moncloa. / Efe
ESPAÑA

Un ajuste con la mente puesta en las elecciones

Rubalcaba coloca en Interior a Antonio Camacho, exnúmero dos del ministerio y coordinador de la lucha contra ETA Zapatero otorga a Blanco, jefe del 'aparato' del PSOE, las funciones de portavoz del Gobierno

PAULA DE LAS HERAS
MADRID.Actualizado:

Un simple ajuste, pero cargado de significado. José Luis Rodríguez Zapatero ha solventado la crisis de Gobierno forzada por la salida del nuevo candidato del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, con los mínimos cambios. Y eso es un mensaje en sí mismo. El hasta ahora vicesecretario general del PSOE y ministro de Fomento, José Blanco, sumará a sus responsabilidades la de portavoz del Gobierno. Es la clave de una reforma hecha con la vista puesta en las próximas elecciones.

El número dos de los socialistas, fiel lugarteniente de Zapatero durante sus 11 años de liderazgo, fue siempre el cerebro electoral de sus campañas y ha sido también el principal impulsor de la, finalmente exitosa, operación para situar a Rubalcaba como cabeza de lista del partido para las próximas generales. No quiso estar, esta vez, al frente del comité electoral. Pero como vocero del Ejecutivo su papel será tanto o más relevante.

Blanco puso al servicio del ya exministro del Interior y vicepresidente primero el peso orgánico que, pese a sus muchos años en el partido, nunca tuvo. Y eso sirvió a Rubalcaba para ganar una partida a la que solo parecía dispuesta a jugar la ministra de Defensa, Carme Chacón. Este lunes, cuando se preguntó a la aspirante fallida su opinión sobre el portavoz elegido esperó un segundo antes de responder: «A mí lo que me gusta es mi Gobierno».

Zapatero ofreció una explicación sencilla al nombramiento. No habló de dotes de comunicación, como hizo en octubre del año pasado al nombrar a Rubalcaba, sino de otros valores. «Conoce bien la acción global del Gobierno y tiene una confianza conmigo muy directa y muy trabada que facilita la tarea para ser portavoz», resumió.

Es cierto que no lo ha hecho vicepresidente. Ese puesto queda amortizado, aunque la responsabilidad de presidir el Consejo de Ministros en ausencia del jefe del Ejecutivo corre un puesto y recaerá en la vicepresidenta económica, Elena Salgado, la guardiana de la ortodoxia económica y, sobre todo, de la disciplina del 'déficit'. «Básicamente voy a seguir haciendo lo mismo -admitió la afectada- pero para mí es un honor».

La voz del PSOE

El caso es que su designación deja a las claras que Zapatero está dispuesto a intentar compaginar el «me cueste lo que me cueste» que ha marcado su gestión desde que en mayo de 2010 anunció el mayor recorte del gasto social de la democracia con, ahora sí, los intereses electorales de su partido. Porque Blanco es el PSOE.

En las últimas semanas, el ministro de Fomento ha demostrado que va a participar activamente en el objetivo, encarnado por Rubalcaba, de reconectar con un electorado que, a tenor de las encuestas y de los resultados del 22 de mayo, ha huido en masa. Fue, junto al ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, el primero en ofrecer un discurso con cuñas para la izquierda y el segundo en obligar a Salgado a aclarar, siempre con un ojo puesto en los mercados, que en esta legislatura no va a haber más impuestos. También fue uno de los ministros que más presionó a favor de la vuelta a los 120 kilómetros hora de límite máximo en carreteras y autovías, consciente de la impopularidad de los 110 kilómetros hora.

Zapatero sabe que la bicefalia de verdad empieza ahora y que eso le acarreará dificultades. Por eso, subrayó que es preciso «tener claros los planos» y que Gobierno y partido trabajan en espacios «nítidamente marcados», es decir, que hablarán de dos tiempos distintos: el presente, aún complejo en términos económicos, y el futuro próximo.

El equilibrio no es en absoluto fácil y eso se pondrá de manifiesto en la elaboración de los Presupuestos para 2012. Ya ayer, con la prima de riesgo de la deuda española alrededor de los 340 puntos básicos, Zapatero tuvo que recordar que la prioridad del Ejecutivo sigue siendo gestionar los azotes de la crisis.

El presidente del Gobierno insistió en que la vertiginosa escalada del diferencial con el bono alemán se debe más a la situación griega y sus consecuencias para la estabilidad del euro que a la desconfianza en España, pero aún así convino en que lo que haga cada país de forma individual «importa y mucho».

Ni lo descarta

Los socialistas admiten que de la evolución de los acontecimientos dependerá el que finalmente haya o no adelanto electoral. Ya ni el propio Zapatero lo descarta. Durante su comparecencia en la Moncloa se limitó a esquivar la cuestión con el argumento de que el momento es tan «exigente» que no puede permitirse pensar en «ninguna otra cuestión», pero la ministra de Sanidad, Leire Pajín, dejó caer en una entrevista en Telecinco que la posibilidad sí está sobre la mesa. «Tenemos un proyecto político hasta el final y es importante acabar las reformas; estamos a eso y si finalmente decidiéramos adelantar -apuntó- también estaríamos preparados».

El hecho de que la última remodelación del gabinete socialista haya sido tan escueta avala, en todo caso, la idea de que en esta ocasión José Luis Zapatero no buscaba tomar impulso político para una larga temporada. Casi todo es continuidad y, por encima de todo, la tercera pata de la crisis: el nombramiento del hasta ahora número dos de Interior, Antonio Camacho, como ministro.

El jefe del Ejecutivo defendió que su perfil es «muy adecuado» para el cargo porque como secretario de Estado tiene una «dilatada trayectoria» y ha cosechado «grandes éxitos» en la lucha contra ETA. Es decir, ha sido coartífice de casi lo único que a estas alturas da satisfacciones al Gobierno.

También su nombramiento prueba que Zapatero ha puesto su potestad para decidir equipos al servicio del candidato Rubalcaba. Él mismo confesó que el exministro ha tenido, como candidato del PSOE, un papel importante en esta crisis, comunicada al rey en el despacho ordinario del pasado miércoles.