DECLARACIÓN DE ARENAS
Actualizado: GuardarPosiblemente, como acción y respuesta de estos calores propios del Sinaí y la Franja de Gaza, los notables Rubalcaba y Arenas, pero con discursos enfrentados y sus equidistantes y enfrentados credos políticos, largan contra todo lo que se mueve y llenan de improperios a sus adversarios más destacados. En cualquier caso, lo del maduro Arenas es especialmente ilustrativo. No hay en el PSOE que cecea ni un solo notable con mínimos galones que desde la mañana a la noche vocifere para conocer los datos de la declaración de Hacienda del intrépido Arenas. Pero el muchacho, que está sobrado, no se corta ni un pelo, que aún les queda pero dejando ver calvas con trienios en la cabeza del prócer.
Pero ahí, en ese fangal de cruce de descalificaciones, nosotros los que informamos, pasamos con los ojos cerrados. Al menos, servidor, no se fía ni del pianista de teclas desangeladas. Menudos son los próceres de los intereses generales. Le pides un día fuego para fumarte 'el último pitillo' y están, posteriormente, media vida y un cuarto preguntándote por aspectos y datos delicados de la vida pública.
Me sucedió con peces gordos y medianos, pero los que metemos la nariz en todos los guisos políticos, estamos curtidos y no solemos escuchar melodías de sirenas. Ahora, con esta ridícula polvareda que ha levantado con su proverbial habilidad el notable Arenas con su declaración de la renta ha logrado el lugareño que media y mitad de la gerontocracia socialista le esté todos los días reclamando los datos de su declaración. Qué ingenuos los del Puño y la Rosa. La declaración del líder Arenas sólo la conocen su suegro, don Manuel Olivencia, su esposa, un cuñado, don Manuel Clavero y punto final. Incluso es de dudar que lo sepa la autoridad fiscal. Pero es que hay que ser así, desahogado como Arenas, un submarino nuclear desguazado y al guardaespaldas le da los buenos días y punto. Van a venir ahora los descendientes de los fundadores socialistas para arrancarle a Arenas el secreto mejor guardado del centroderecha. Ya quisiera el errático Aznar, e incluyendo el inefable Rajoy, conocer las cifras de la declaración de Aznar. Otro ilustre que no lo sabe, seguro, es el maestro Ansón.