Fuenteymbro: 848 metros de pura nobleza
Un toro adelantado imprime velocidad a una emocionante y bella carrera que únicamente ha dejado un herido leve
PAMPLONAActualizado:Los toros de la ganadería gaditana de Fuenteymbro han protagonizado una rápida y bella carrera que, tan sólo ha dejado un contusionado que ha necesitado ser trasladado al hospital. Si no fuera por la gran nobleza de estos animales hoy podríamos estar hablando de una carrera mucho más complicada, ya que el "entrenamiento" que estos toros reciben en el campo ha ayudado en gran medida a que hayan imprimido un ritmo vertiginoso al encierro, haciendo caso omiso de los mozos que iban alcanzando a lo largo del recorrido.
Ya en la Cuesta de Santo Domingo, un toro se ha adelantado a sus hermanos provocando los primeros sustos y en la entrada de la Plaza Consistorial hemos podido vivir un momento de gran tensión, al ser alcanzado un corredor, por el citado astado que ha seguido con esta actitud todo el resto del recorrido. En Mercaderes un segundo toro también adelantado de la manada principal ha resbalado para levantarse de inmediato y proseguir la carrera sin hacer ningún extraño.
Al irrumpir en Estafeta, el primer toro ha dado alcance a un joven, afortunadamente sin consecuencias. Las caídas se han ido sucediendo a lo largo de este tramo, pero la nobleza de los morlacos ha hecho que no se fijaran en los mozos caídos, sino que prosiguieran la carrera hacia delante, sin más cometido que llegar cuanto antes a la Plaza de toros. Tanto en la segunda mitad de Estafeta como en el último tramo, con el ritmo de los toros levemente más asumible por los corredores, hemos disfrutado de momentos de gran belleza plástica, con jóvenes tirando "a punta de periódico" de los distintos toros que iban enfilando el Callejón. Primero un toro negro, después otro y, a muy pocos metros de éste, el grupo principal conformado por dos toros coloraos, otros dos negros y los cabestros. En este punto, un joven habitual se ha visto sorprendido por uno de los toros cuando estaba pendiente de otro y ha resultado arrollado, sin más consecuencias que las correspondientes contusiones del golpe contra el adoquín.
Salvo el último de los toros que ha hecho un mínimo amago de desviarse de su trayectoria, el resto ha ido entrando a los corrales sin apenas trabajo para los dobladores. Una vez más, en apenas dos minutos y medio, hemos podido volver a vivir miles de historias. ¿Se puede pedir más en menos tiempo? Esta es la magnificencia del encierro de Pamplona.