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Ejemplar de 'Lo que el viento se llevó' firmado por los protagonistas del filme. Abajo, la lápida de Mitchell. :: AFP
Sociedad

La otra Scarlett O'Hara

Hace 75 años se publicaba la primera crítica de 'Lo que el viento se llevó'. La autora de la novela, Margaret Mitchell, no tuvo una vida fácil

ISABEL F. BARBADILLO
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Menuda, morena y de ojos azules, simpática, afable y de gran carácter. Así dicen que era Margaret Mitchell, la mujer que escribió, sin llegar a sospecharlo, el primer gran 'best-seller' de la literatura contemporánea estadounidense. Tardó diez años en gestar 'Lo que el viento se llevó' ('Gone with the Wind'), su única novela, que la catapultó a la fama y le abrió un merecido hueco en los anales de la historia literaria y cinematográfica de EE UU.

El pasado 6 de julio se cumplieron 75 años de la publicación -en la revista 'Time'- de la crítica de la obra, seis días después de que saliera a la calle, el 30 de junio de 1936. Los comentarios favorables y los elogios hacia este drama romántico, o melodrama, que se desarrolla en Georgia en medio de la Guerra de Secesión, dispararon las ventas. El éxito de la novela fue apoteósico. Ocupó durante 21 semanas el primer puesto de la lista de libros del 'The New York Times', ganó el Premio Pulitzer de Novela en 1937 y dos años más tarde se estrenó la película, que supuso el espaldarazo definitivo a la obra. Ese éxito del que dan cuenta los millones de copias vendidas en todo el mundo (se tradujo a 30 idiomas) no mermó un ápice la modestia de su autora, que aseveraba: «Sé lo que es trabajar bien y entiendo de libros: el mío no me parece bueno». Tampoco las ganancias le hicieron perder la cabeza y nunca abandonó la casa de Atlanta donde se crió y donde sus padres le inculcaron la afición por la historia.

Hija de una familia acomodada, católica por parte de una madre que descendía de irlandeses y defendía el derecho de la mujer al voto, Margaret Mitchell (1900-1949) comenzó ya de niña a inventar cuentos e historias que dictaba a su progenitora cuando aun no había aprendido el abecedario. Confeccionaba sus propios libros con tapas de cartón y los ilustraba con todo lo que bullía en su mente. Fue una mujer inquieta, preocupada por los problemas sociales y adelantada a su tiempo, algo que muchos hombres no le perdonaron y por lo que tuvo que pagar un alto precio.

También temperamental, como la protagonista de la novela, Scarlett O'Hara, aunque Mitchell desmintiera en varias ocasiones que el libro contuviera rasgos de su biografía. Y romántica. En el verano de 1918 se enamoró perdidamente de Henry Clifford, un joven rico e influyente que le correspondía. Pero la tragedia se cebó con la pareja y, tres meses después de comprometerse, en octubre del mismo año, Clifford, instructor de bayonetas, murió luchando en la Primera Guerra Mundial, en Francia. Un mazazo para Margaret, que empezaba a colaborar en periódicos con el seudónimo de Peggy mientras cursaba primero de Medicina en Massachusetts. Como las desgracias no llegan solas, meses después, en enero de 1919, tuvo que regresar a Atlanta. Su madre había contraído la gripe y, como O'Hara, debía llevar las riendas de la familia. Otra pena que la marcaría: llegó justo un día después de su muerte.

Maleta de manuscritos

Mujer blanca y rebelde, Mitchell siguió siempre sus propias convicciones, mal vistas en una sociedad machista y tradicional que montó todo un escándalo al enterarse de que bailaba y frecuentaba los clubes nocturnos de París. Fuerte y decidida a seguir adelante, ese mismo año se casó con Bierrien Kinnard, que a los cuatro meses se largó al Lejano Oeste, del que nunca regresaría. Entre penas y fracasos sentimentales, la mujer de Atlanta colaboraba asiduamente con revistas y periódicos, hasta que una fractura de tobillo la envió de vuelta a casa.

Se casó por segunda vez y, harta de la vida aburrida del hogar, comenzó a escribir 'Lo que el viento se llevó'. Acumulaba folios y más folios de forma desordenada, caótica y en secreto, hasta el punto de que escondía sus papeles de manila debajo de los muebles cuando recibía a algún visitante. Dicen que el primer capítulo al que dio forma fue, justamente, el que cierra la novela.

Los manuscritos cayeron un día en manos de Harold Latham, el buscatalentos de la editorial Macmillan de Nueva York, que los tuvo que embutir en una maleta. Anonadado y encantado con la novela, puso plazo a su autora para que la concluyera. Latham los ordenó y los publicó. 'Lo que el viento se llevó', con 1.037 páginas, salió a la calle a tres dólares. Los compromisos por tan rotundo éxito dejaron a Mitchell sin tiempo para escribir. Se preocupó de responder las miles de cartas de sus lectores y durante la Segunda Guerra Mundial colaboró activamente con la Cruz Roja.

A pesar de que su novela ha sido tachada de racista, debido a la época que relata y a que Scarlett O'Hara, hija de una familia aristocrática, reivindica su condición de sureña y se resiste a la abolición de la esclavitud, Mitchell concedió becas a jóvenes negros estudiantes de Medicina. El 16 de agosto de 1949 falleció, días después de que fuera atropellada por un coche cuando iba al teatro con su marido, John March, a ver 'Un cuento de Canterbury'. Su muerte causó gran conmoción. Hasta el presidente Truman lamentó la desaparición de quien ya era una toda una leyenda.