CARAMELO
Actualizado:Que nos has puesto el caramelo delante de las narices. Es mucha la responsabilidad que llevas en tus espaldas, después de tu perorata sabatina. Insisto, con algunas cosas relativas a la ilusión no se debe jugar. Es como si un programa de televisión anuncia que tiene como invitada a Aída Nízar, la maldad personificada, y resulta que es una falsa alarma, un truco publicitario para atraer a la audiencia necesitada de demonios. Si es eso, una mera estrategia de venta, no te lo perdonaremos nunca, porque has tocado la fibra de muchos románticos que creían que su tiempo había pasado ya para siempre. Pues, así son las cosas, les has dado alas a los que creen en la filosofía de Robin Hood, el legendario arquero que robaba a los ricos para repartirlo entre los más necesitados. Pero esto no es el bosque Sherwood, y habrá que ver si puedes mantener ese órdago a grande tan efectista. Cualquier persona biennacida tiene claro que los bancos son los grandes beneficiados del sistema en el que estamos inmersos, sea cual sea la circunstancia. Ya podemos estar en situación de bonanza económica, o sumergidos en una crisis como la que nos visita desde hace unos años, la banca siempre gana. Y ante esa evidencia, nunca hemos podido pasar de la pataleta a escondidas, o el discurso antisistema con dos cañas de más que soportan estoicamente nuestros amigos. Y es que todos estamos en estado de hipoteca eterna, agarrados por los veinte dígitos, vendidos y rendidos. Pero claro, tenemos nuestro corazoncito, que aunque late a volumen inaudible, late por eso de que la esperanza es lo último que hay que dejarse robar. Y cuando escuchamos a un político que «los beneficios que obtiene la banca habría que usarlos en crear empleo, sobre todo para los jóvenes», pues qué quieres que diga, uno se emociona y empieza a creer en Dios, en Buda y hasta en Fernando Alonso. Alfredo Pérez 'Robabancas', así es como te llamaré ahora. Si esto es un atraco, yo estoy esperando en la puerta con el coche arrancado. Pasen buen día. Botín, tú también.