Las madres de Srebrenica
Con su verdugo Ratko Mladic sentado en el banquillo del TPIY, estas supervivientes confían en poder poner el punto final de una historia trágica en los Balcanes que conmocionó al mundo en pleno siglo XXI
MADRID Actualizado: GuardarElla le miró fijamente a los ojos antes de que el exgeneral serbiobosnio Ratko Mladic se llevara a una muerte segura a su marido y a su hijo, de entonces 18 años. Era el verano de 1995, tras cinco días de bombardeos las tropas de Mladic entraron en Srebrenica, el enclave que se suponía protegido por Naciones Unidas, y separaron a las mujeres de los hombres. Todos los varones de entre 12 y 70 años fueron ejecutados y enterrados en fosas comunes. Dieciséis años después de la masacre, Munira Subanic continúa aún hoy buscando a sus seres queridos y pidiendo justicia.
Subanic es una de las principales voces de las Madres de Srebrenica, una asociación que amalgama a las familias de los cerca de 8.000 varones bosniomusulmanes del exenclave del este de Bosnia que fueron masacrados por las tropas serbobosnias. Hoy se ha trasladado a La Haya para dar testimonio vivo de la que ya ha pasado a la historia como una de las peores matanzas cometida en Europa tras el Holocausto. "He venido a ver sus ojos ensangrentados", repetía Munira antes de cruzar la puerta del Tribunal Internacional para la exYugoslavia (TPIY) que se encarga de juzgar a Mladic.
En frente, su verdugo, 'el carnicero de los Balcanes', el instigador principal de aquella atrocidad que se enmarcó en las operaciones de "limpieza étnica" en pos de una "Gran Serbia pura" ordenada por el entonces presidente Slobodan Milosevic. El exmandatario falleció en 2006 en su celda de La Haya antes de que acabara su juicio por crímenes contra la humanidad y genocidio. "Las víctimas no podemos olvidar que muriese sin escuchar su sentencia. Fue un gran error y un símbolo de impunidad", advierte Stasa Zajovic, otra madre de Srebrenica.
No quieren que la historia se repita con Mladic, quien se ha presentado ante el alto tribunal, creado a instancias de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU en 1993, como un hombre "enfermo" e "indefenso". Con aspecto avejentado, debilitado, supuestamente por un linfoma, el exjefe militar de los serbios de Bosnia se ha negado a declararse culpable o inocente alegando que quería su propio equipo de abogados y no el letrado asignado de oficio. Un intento de pasar de verdugo a víctima, que las madres de Srebrenica denuncian. "Es el juego de todos los criminales de guerra", señala Zajovic. Por ello claman que el TPIY dicte sentencia contra él antes de que se muera y poner así el punto final de una historia trágica en los Balcanes, un lugar hermoso en el que el miedo y el odio siguen vivos en cada víctima que espera justicia.