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McAdoo fue dos veces campeón de Europa en Milán, adonde llegó con 36 años. / Archivo
Baloncesto

Emigrantes ilustres hacia el Viejo Continente

LUISMI CÁMARA
MADRIDActualizado:

Deron Williams –figura de los Nets, reciente emblema de los Jazz y uno de los ‘top 5’ de los bases de la NBA- ficha por el Besiktas, y el propio equipo turco se plantea tentar a Kobe Bryant, que se pretende organizar una gira de partidos de exhibición por China con una selección de los más grandes de la liga. Dwyane Wade no descarta jugar en Europa, y Amare Studamire, el jugador de los 100 millones de dólares de los New York Knicks, pide opinión en Twitter sobre su posible fichaje por el Maccabi Tel Aviv. Andrei Kirilenko, todo un ‘All Star’ consagrado en Utah, se ofrece al Real Madrid, y los hermanos Gasol y José Manuel Calderón se plantean sacar su billete de vuelta al Viejo Continente.

No es que el armagedón de la NBA haya llegado, ni es el sueño de algún friki para una trama fílmico-baloncestística. Es la realidad surgida del cierre patronal por la falta de acuerdo entre los jugadores y los dueños de las franquicias en la mejor liga del mundo. Precisamente ahora que la crisis más aprieta a algunos países europeos, que muchos equipos pasan por graves problemas de liquidez y que algunas competiciones nacionales están en su punto más bajo, el ‘lockout’ estadounidense está desatando unos movimientos en el mercado de fichajes que pueden ayudar a relanzar este deporte. Está pasando lo nunca visto, algunos de los mejores jugadores del mundo, hasta ahora protegidos por los contratos multimillonarios de sus deficitarias franquicias, han decidido saltar el charco para hacerse humanos en ligas impensables ante la amenaza muy real de quedarse un año sin jugar, con lo que eso conllevaría de pérdida de dólares en una campaña que acabará en los Juegos Olímpicos, tan valorados por los jugadores norteamericanos.

Ilustres, veteranos y exitosos

Hasta ahora, Europa ha sido refugio de escasas grandes figuras de la NBA y, las que vinieron, llegaron embaucadas por el sonido del dinero en el ocaso de sus carreras. Solo el caso reciente de Josh Childress, que jugó dos años en el Olimpiacos griego, puede considerarse un ‘robo’ de un jugador de prestigio en el mejor momento de su carrera, aunque acabó regresando a América. Sin embargo, algunos de esas estrellas ya veteranas aún tuvieron tiempo de mostrar su calidad e incluso de marcar una época en el baloncesto europeo. Es el caso de Bob McAdoo -considerado entre los mejores de la historia de la NBA, MVP y máximo anotador de la liga norteamericana, entre otros reconocimientos-, que aterrizó en Italia ya con 35 años y que llevó al Tracer de Milán a dos títulos europeos, demostrando su condición de excelso ala-pívot hasta su retirada a los 42 años.

Dominique Wilkins fue otro grande que decidió jugar en Grecia, en el Panathinaikos, al que hizo campeón continental en 1996 cuando ya había dado por perdida su oportunidad de ganar un anillo en la NBA. A pesar de que no estuvo a la altura del líder de los Hawks y del protagonista junto a Jordan del mejor concurso de mates de la historia, fue fundamental para que el cuadro heleno abriera la puerta hacia muchos éxitos posteriores.

España también cuenta con el paso de algún ilustre. El más significativo de todos, por ser quien era y por la historia que le hizo jugar donde lo hizo es George Gervin. ‘Iceman’ -cuatro veces máximo anotador, doce veces consecutivas ‘All Star’, cinco veces elegido en el mejor equipo de la liga,…- llegó al modesto TDK Manresa como un fichaje que sonaba a broma. Uno de los mejores tiradores de siempre en un equipo que luchaba por la salvación de una liga menor para los norteamericanos. Sin embargo, Gervin, con 38 años a cuestas, tras un proceso de desintoxicación y jugando andando, ayudó a los catalanes a lograr la permanencia con más de 25 puntos de media por partido y con una eliminatoria final en la que encadenó 39, 33, 43 y 31 puntos para dejar a su equipo en la máxima categoría.

Grandes fiascos

Otros jugadores fueron directamente fiascos que solo llegaron a Europa a llevarse el dinero y dejar el poco prestigio que les quedaba en sus canchas. El último de esta penosa lista fue Allen Iverson, que pasó de ser el talentoso guía de los Sixers a hacer poco menos que el ridículo en su naufragio con el Besiktas turco la pasada campaña.

La competición española también acogió algún prestigioso timo. Por Málaga pasó Ralph Sampson. El otrora pareja de Hakeem Olajuwon, con el que formó las míticas ‘torres gemelas’, se arrastró –con sus rodillas de cristal- con Unicaja durante ocho partidos.

También pasó por nuestro país Kenny ‘Sky’ Walker, un ilustre ganador del concurso de mates de la NBA y exjugador de los Knicks, que demostró en Granollers que sus dotes para el baloncesto eran inversamente proporcionales a su potente salto vertical.

El paso más curioso por la ACB fue el de Mark McNamara. Nunca fue una figura del baloncesto, pese a ganar un anillo de la NBA y jugar con los Lakers, y su paso por Murcia y el Real Madrid no pasó de mediocre, pero desaprovechó su oportunidad de ser una estrella del cine. El norteamericano fue el elegido para sustituir al gigante Peter Mayhew cuando cayó enfermo durante el rodaje de ‘El imperio contraataca’. Mayhew representaba el papel del recordado Chewbacca. Sin embargo, tan mal lo debió de hacer McNamara que sus secuencias tuvieron que ser repetidas por el actor original y el pívot tuvo una carrera cinematográfica aún más pobre que la deportiva.