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Berlusconi sube al coche oficial en Roma. :: A. BIANCHI / REUTERS
MUNDO

Berlusconi renuncia a la reelección

Señala como sucesor a Angelino Alfano, titular de Justicia de 40 años y fiel ejecutor de sus leyes 'ad personam' para burlar procesos

ÍÑIGO DOMÍNGUEZ CORRESPONSAL
ROMA.Actualizado:

Cualquiera sabe si es verdad, lo desmentirá mañana o es uno de sus trucos, pero Silvio Berlusconi, primer ministro de Italia y que ha marcado la política del país en la última década, ha anunciado que lo deja y no se presentará a las próximas elecciones. Ha sido de forma rara, con una entrevista improvisada a 'La Repubblica', su gran enemigo mediático. Pero ni el diario le ha dado excesivo relieve: la noticia es una esquinita de portada. La credibilidad de Berlusconi es menor que la de su compatriota Pinocho bebido.

La marcha de 'Il Cavaliere' estaba en el aire y él lo había dejado caer en abril en una cena con prensa extranjera para luego medio desmentirlo. La Liga Norte, que quiere desvincularse de su socio porque le arrastra en su caída, ya ha cuestionado su candidatura. También hace un mes el magnate señaló a su delfín, el ministro de Justicia, Angelino Alfano, al nombrarle secretario general del PDL a dedo, un cargo que no existía en un partido unipersonal. Su bautismo oficial, por mera aclamación, fue hace una semana. Ahora lo inviste como su sucesor y candidato en las próximas elecciones que, si se agota la legislatura, algo muy en el aire, serían en 2013.

Alfano, un abogado siciliano formado en Milán, es muy joven para la política italiana, 40 años, y lo cierto es que esto es algo rompedor en un sistema gerontocrático. Ya ha sido el ministro de Justicia más joven de la historia del país con 37 años y en los sondeos es uno de los hombres del Gobierno más valorados. En la tele da impresión de seguridad, con un arte retórico del sur, y transmite energía y seriedad. Son cualidades que ha puesto casi solamente al servicio de Berlusconi, pues como ministro de Justicia se ha dedicado a arreglarle sus entuertos con los tribunales.

En ese cargo, base para esquivar sus procesos, 'Il Cavaliere' solo puede colocar a alguien de absoluta fidelidad. Alfano le ha correspondido con creces como mamporrero legislativo en sus intentos de violación de la Constitución para burlar la Justicia. La primera iniciativa de Alfano fue la inmunidad judicial, luego declarada inconstitucional, como la ley del legítimo impedimento, que permitía a Berlusconi no ir a sus procesos por cuestiones de agenda. Siguieron otras trampas legales como el proceso breve, la prescripción breve o la limitación de las escuchas telefónicas, además de la gran reforma de la Justicia que el primer ministro sueña desde hace años.

Harto de sacrificios

Berlusconi le ha sabido premiar. En la entrevista se declara cansado, recurre a su papel de servidor del país harto de sacrificios y repite eso tan increíble de que no ve la hora de dejarlo. Hasta confiesa que ni piensa en optar a la presidencia de la República, una vieja ambición, y propone a su mano derecha, Gianni Letta. Lo cierto es que en el plano práctico cada vez tiene menos razones para seguir en el poder, pues tres de sus cuatro procesos abiertos caerán en la prescripción.

Pero queda en pie el cuarto, el más sonado, el 'caso Ruby', y por eso resulta sorprendente que piense en abandonar, pues siempre ha concebido su cargo como arma para defenderse de sus juicios. Puede tratarse de una falsa retirada estratégica para frenar el desgaste del último año, entre escándalos y batacazos electorales, y luego regresar a última hora anunciando que vuelve obligado por la emergencia y presionado por sus admiradores desesperados. Pero a día de hoy promete que solo hará «el padre noble», porque «con 77 años ya no puedo ser primer ministro» y ayudará a Alfano en la campaña.

Alfano parece más bien un muñeco sacrifical arrojado a la marmita en ebullición que es el PDL y el centroderecha. Todo puede saltar por los aires. En el PDL estallarán las guerras internas por el poder y entre tanto viejo caimán Alfano es una tierna merienda. Ayer ya se oyeron las primeras críticas y peticiones de primarias. Porque la gran cuestión, si Berlusconi se va de verdad, es si es posible sustituirlo. Hay serias dudas de que el PDL exista sin Berlusconi, pues apenas ya existe con él, es una prolongación suya.