Altruismo de tresillo
El movimiento CouchSurfing, mucho más que dormir gratis en un sofá
MADRID Actualizado: GuardarMuchos son los viajeros que, aún cuando los tiempos de vacas flacas aprietan, no renuncian a sus salidas. Y es que, afortunadamente, ya no es necesario romper la hucha cuando un nuevo destino irrumpe en nuestra mente. Viajar barato ahora es posible con iniciativas como CouchSurfing, un sistema de intercambio de alojamiento gratuito.
Este proyecto surgió hace siete años cuando el joven americano Casey Fenton decidió enviar más de 1.500 correos electrónicos a jóvenes universitarios islandeses preguntando si podían alojarle en sus casas. La avalancha de respuestas positivas fue el germen de una nueva filosofía a la hora de viajar sin gastar mucho dinero.
Aunque en CouchSurfing no hay grandes lujos -un sofá o un colchón son suficientes para descansar- la iniciativa ya es todo un éxito y las estadísticas siguen creciendo. Cada semana el número de registrados en su web aumenta por miles. Hoy por hoy, se ha convertido en una gran comunidad que agrupa a casi 3 millones de usuarios y que se extiende en el mapa por más de 246 países y 80.884 ciudades.
Aunque en un primer momento muchos de los usuarios comenzaron a formar parte del proyecto con vistas a economizar su viaje -no hay que olvidar que en el trato entre anfitrión y viajero nunca hay dinero de por medio-, finalmente han acabado recurriendo a este método debido a la experiencia intercultural que supone, permitiendo al viajero conocer de primera mano cómo es la gente del país y acercarse a lugares difíciles de descubrir por el clásico turista.
Fácil y rápido
“En menos de una hora me registré y encontré alojamiento” comenta Diego, un joven burgalés que decidió hacerse CouchSurfer -así se llama a los usuarios- cuando descubrió que no podía permitirse los precios del alojamiento en Luxemburgo. “Busqué si había gente disponible en la ciudad, vi unas fotos, leí opiniones de otros viajeros y me puse en contacto con el chico”, añade.
El proceso no es complicado. Tras registrarte y completar tu perfil con información sobre tus aficiones, gustos, disponibilidad o condiciones del alojamiento que ofreces, puedes comenzar la búsqueda de personas en función a tus preferencias o necesidades. Para ser miembro de CouchSurfing no es estrictamente necesario disponer de un alojamiento, también puedes ofrecerte para enseñar la ciudad al viajero o simplemente tomar algo con él. Una forma, para muchos, de conocer gente de otros países y compartir experiencias.
Algunos consejos
Eliana es toda una experta en este tema. Es miembro de este movimiento desde 2008 y, aunque el comienzo fue lento, ahora hospeda viajeros en su casa con frecuencia. “Es más que un techo gratuito. Utilizo CouchSurfing para conocer gente de otras culturas, aprender de sus costumbres. Es una forma de libertad”, asegura.
A la hora de acoger en su casa se fija en la información del perfil y sobre todo en las valoraciones que tiene ese usuario. Su primer huésped fue un chico de México. Con él paseó por su ciudad, cocinaron comida típica e incluso fueron a un festival de música juntos. Aunque Eliana sí lo hizo, no es obligatorio compartir el tiempo con tu visitante. “Lo mejor es hablar sobre cuáles son sus planes y dejar claros los límites”, comenta, “de esta manera se evitan muchos malentendidos”.
Eliana conoce bien las dos caras de este movimiento. En su viaje a Suecia encontró un “sofá” en todas las ciudades que planeaba visitar. “Hay que comprender cómo se vive en la casa en la que estás y ser agradable. Nunca he tenido ningún problema”, dice. Lo que sí recomienda esta joven es escribir una valoración sobre la persona que nos acoge o a la que acogemos, pues en muchos casos son las opiniones sobre experiencias pasadas las que animan o no a escoger ese perfil.
Otra opción en auge en la comunidad CouchSurfer consiste en organizar encuentros entre todos aquellos usuarios que residen en una misma ciudad. Una alternativa para conocer gente que hace honor al espíritu altruista del proyecto, convertido hoy en una gran comunidad en la que interactúan personas de todo el mundo.