Indeleble legado

Hay personas irrepetibles que en su magisterio, prestigian desde su juventud, renunciando a sus merecidas horas de asueto, la localidad que un muy venturoso día le vio nacer. Es el caso del maestro don Pedro Álvarez Hidalgo, un hombre de una pieza, claro como la luz, tan contrario a vanos protagonismos, pleno de desinterés que estuvo durante décadas a favor de la música, obteniendo la sempiterna acogida en Puerto Real y fuera de él. El que ejemplares personas como él nos dejen implica un generoso recuerdo desde la entraña del pueblo, por su indeleble legado. El maestro Álvarez Hidalgo sembró (desde los tiempos de la capilla de música de Ntra. Sra. de la Soledad en la Iglesia de la victoria en los 40) la semilla musical, y así la Masa Coral Puertorrealeña, desde hace años dirigida por Salvador Tejonero Mateo, ha tributado el mejor homenaje que Álvarez hubiese deseado; la docencia impartida a cientos de alumnos hizo que estos y sus familias le evoquen con gratitud. Los alegres acordes de la banda que lleva su nombre nos evidencian cómo los hombres preclaros pasan mientras su obra permanece. El Ayuntamiento de Puerto Real ha otorgado en la persona de su hija Teresa y familia, el título de Hijo predilecto de Puerto Real y Medalla de oro de la Real Villa puertorrealeña a Pedro Álvarez Hidalgo. De testigos, cientos de hombres y mujeres en el Centro Cultural San José.