HISTORIETAS
Actualizado: GuardarE l pulso político está tan disparatado que la contumaz negativa del dirigente conservador andaluz, Javier Arenas, de publicar sus últimas declaraciones sobre sus ingresos anuales a la Hacienda Pública se ha convertido en estas fechas como la gran guinda mediática del momento político. ¿Quién lo hubiera pensado en estos años recientes? Sin embargo, el líder Arenas, o el 'niño Arenas', como fue conocido cuando irrumpió en la vida pública andaluza dos o tres décadas atrás, ha venido fustigando sin respiros a los dirigentes socialistas, que se negaban a publicitar con la hipótesis de estar recibiendo presuntos reajustes de cantidades compensatorias por parte del partido propio, el PSOE, en este caso, y el errático, a veces, PP con el dirigente Arenas, el más precoz y desahogado dirigente del centro derecha patrio. Y es que Arenas tiene un punto.
Al maestro del celuloide de USA, el norteamericano Tarantino, le habría interesado la riqueza gestual del líder Arenas. Lo mismo dibuja en su rostro la maldad de un cuatrero de Arizona, que la indefinición dubitativa de un espía de la guerra fría. Y es explosivo el muchacho; al menos lo es con este columnista, en cada ocasión que nos encontremos, bien fuera de la patria andaluza o dentro de ella. Una vez quedó conmigo para un cargo importante del invento catódico y horas antes de anunciarlo prefirió a un compañero de banca de colegio infantil. Para la desdichada RTVA fue un bajonazo como el que el ente andaluz vive en los momentos actuales; el número uno, un tal Frijolito, y su número dos, un tipo de habla pastosa que ejerce de cosario diario de un pueblo de la sierra norte de Sevilla.
La vida pública es tan compleja como procelosa y resbaladiza. Me lo dijo compungido un día, años ha, un director general de la RTVA en un tren AVE, que se había quedado en la intemperie del paro sin ninguna compensación económica o amistosa por parte del Gobierno andaluz. El muchacho vive y tiene un aspecto actual casi impresionante, hablando con una rapidez de vértigo y caminando con la viveza de un trapecista del 'Circo del Sol'.