Del terror a la aventura
'Pioneros', una antología de la editorial Menoscuarto, recorre los mejores cuentos de escritores estadounidenses del siglo XIX
MADRIDActualizado:La editorial Menoscuarto brinda un regalo a los aficionados al cuento. Acaba de publicar la antología 'Pioneros', que reúne los relatos breves más destacados de escritores estadounidenses del siglo XIX. Santiago Rodríguez Guerrero-Strachan, profesor de Literatura Norteamericana y Literatura Poscolonial de la Universidad de Valladolid, es el antólogo responsable de 'Pioneros', que agrupa 16 relatos de otros tantos autores estadounidenses en nuevas traducciones a cargo de Ignacio Ibáñez Fernández.
Los autores seleccionados son Washington Irving, Nathaniel Hawthorne, Edgar Allan Poe, Heman Melville, Rebecca Harding Davis, Mark Twain, Sarah Orne Jewett, Charles W. Chesnutt, Ambrose Bierce, Mary E. Wilkins Freeman, Henry James, Carlotte Perkins Gilman, Kate Chopin, Stephen Crane, Jack London y Edith Warton.
La editorial considera muy probable que sea esta la primera vez que se publican en castellano tres relatos: los de Mary E. Wilkins Freeman, Rebecca Harding Davies y Charles W. Chesnutt. También saca a la luz piezas de otras dos autoras muy poco conocidas en España: Charlotte Perkins Gilman y Sarah Orne Jewett.
Como no puede ser de otra manera, el libro contiene dos buenas muestras del quehacer literario de Edgar Allan Poe y Nathaniel Hawthorne, que tienen una presencia destacada en el volumen. No en vano, fueron ellos quienes desbrozaron el camino en un país que carecía de tradición literaria. Poe es el precursor del cuento de detectives y de ciencia ficción. Por añadidura, es uno de los más insignes cultivadores del relato fantástico, que en manos de este escritor adquiere la forma del cuento de terror.
Maldad humana
Como Poe, Hawthorne es un escritor obsesionado por la maldad humana. Su importancia no reside tanto en modernizar el género como en la "nacionalización de los argumentos y en la utilización de la alegoría", según escribe en su introducción el antólogo Santiago Rodríguez.
La antología se propone revisar el canon literario. Junto a nombres que se escriben con letras de oro en la historia de la literatura, se rescatan otros menos conocidos por los lectores españoles. El libro demuestra que el relato estadounidense del siglo XIX surgió del reflejo de la plácida vida de pequeñas ciudades y de la fascinación por Europa, al tiempo que revela la tensión entre lo local y lo cosmopolita. Los autores escogidos anticipan la eclosión que el cuento estadounidense experimentó en el siglo XX con autores como Ernest Hemingway, Francis Scott Fitzgerald, Flannery 0'Connor o Raymond Carver, entre otros muchos.
La abolición de la esclavitud, la progresiva industrialización del país, la pérdida de la vida tradicional en el sur y el medio oeste, la derrota de los Estados de la Confederación y la urbanización social aportarán argumentos y temas al relato estadounidense. En cuanto a la técnica, los autores beberán en el caudal inagotable de los escritores franceses, rusos y británicos. Un buen ejemplo es Ambroce Bierce, que encontró en la guerra la fuente de su inspiración y en Poe la técnica. Al igual que él, gusta de la escritura de cuentos sobrenaturales, de horror y cómicos.
Henry James no podía estar ausente en una antología como esta. James argumentaba que el cuento debía ser una impresión directa de la vida y no una mera copia. La relación entre realidad y obra de arre, los fantasmas, la sociedad urbana norteamericana y su contrapunto, la europea, constituyen algunos de los temas que James irá abordando en su prolífica obra.
Jack London es un buen ejemplo de una literatura a caballo entre dos siglos. Su escritura recoge el espíritu del pionero americano y se adentra en parajes deshabitados donde aún puede sorprender la aventura. "London pone en escena la lucha del hombre por sobrevivir en un territorio salvaje, tema que ha asediado a la mentalidad estadounidense desde los inicios de la colonización y con el que han logrado poner en pies obras maestras", señala Santiago Rodríguez.