Los astronautas de la ISS, obligados a abandonar la estación por la basura espacial
Actualizado:250 metros. Ésa fue la distancia que ayer separó a la Estación Espacial Internacional (ISS en sus siglas en inglés) del desastre. Una distancia minúscula en el cosmos, casi un suspiro, si se tiene en cuenta que este mecano orbital viaja a 7,7 kilómetros por segundo a una altitud de 350 kilómetros sobre la tierra.
Solo 250 metros permitieron ayer que la ISS siga aún en sus órbita y que no chocará con varios restos de basura espacial que amenazaron seriamente su estructura. La voz de alarma a primera hora de la mañana de ayer. Los seis astronautas a bordo de la estación (tres rusos, dos norteamericanos y un japonés) recibieron una orden tajante desde el centro de control en Moscú: debían refugiarse de inmediato en las dos naves Soyuz acopladas a la ISS ante el riesgo inminente de colisión con varios fragmentos no identificados. Según fuentes del sector aeroespacial ruso, «los objetos habían sido detectados muy tarde y no daba tiempo para que la estación hiciera una maniobra para eludirla» -la plataforma dispone de propulsores que le permiten cambiar de órbita-.
Los seis especialistas abandonaron sus tareas rutinarias y en equipos de tres embarcaciones en las dos cápsulas de emergencia: los rusos Samokutáyez y Vólkov con el americano Garan, y el japonés Furukawa con Borisenko y Fossum.
A la una de la tarde (hora española), llegó el momento de mayor peligro al confluir las órbitas de la ISS y de la basura espacial (cuyo origen se desconoce). Los restos 'rozaron' la plataforma a 250 metros sin causar ningún daño, por lo que el centro de control volvió a contactar con los astronautas para cancelar la orden y permitirles regresar a la estación.