Nueve horas de marcha a pie
Los expedicionarios se ponen a prueba en una caminata que les lleva hasta catarata de Gocta, la tercera más alta del mundo
CHACHAPOYAS (PERÚ)Actualizado:La caminata entre San Pablo Valera y Cocachimba, pasando por la cascada de Gocta, ha supuesto un antes y un después en esta vigésimo sexta edición de la Ruta Quetzal BBVA 2011. Quienes desde hace años participan en el diseño de las rutas no dudan en situar a esta marcha en el 'top ten' de la Ruta Quetzal. Los ruteros necesitaron nueve horas para recorrer 16 kilómetros en esta zona de la región del Amazonas. La estimación inicial era completarla en cinco horas, según la primera toma de contacto realizada el pasado enero por el jefe del campamento, Jesús Luna, y equipo, pero el cansancio que ya arrastran los expedicionarios, hicieron que esta marcha acabara cuando el sol ya se había escondido detrás de las montañas.
No se veía nada cuando los primeros ruteros llegaron a Cocachimba donde les esperada una merienda-cena. La música de los titiriteros que forman parte de la expedición y el aplauso de reconocimiento de quienes seguimos esta aventura mitigó de alguna forma el enorme esfuerzo que debieron de hacer los más de doscientos jóvenes participantes en la Quetzal. Pero como ya ocurriera en la marcha a la fortaleza de Kuelap, hubo ruteros que no pudieron llegar a la meta. Algunos se dieron la vuelta tres horas después de haberse iniciado la marcha. Al menos tuvieron tiempo para ver el primer salto de la considerada como la tercera catarata más alta del mundo. Y es que la recompensa al enorme esfuerzo que debieron hacer los ruteros evitó que el número de renuncias todavía más alto.
El alemán Stefan Ziemendorff anunció hace ahora tan sólo cinco años el hallazgo de la catarata de Gocta, una denominación que le venían dando desde antes los pobladores de la zona. Si bien hasta ese momento se desconocía su altura exacta. Sistemas científicos contrastados determinaron hace un lustro que Gocta mide 771 metros de altura lo que la sitúa detrás del Santo del Ángel (Venezuela, 972 metros) y de los Tugelafalls (Sudaáfrica, 948 metros). Gocta está por encima de las cataratas Yosemite, el Cuquenan y Sutherlandfalls.
Un baño reconfortante
Y los ruteros tuvieron oportunidad de bañarse en sus pozas. En un marco idílico, en mitad de un bosque virgen exuberante cubierto de neblina, donde coexisten helechos gigantes, horquídeas, bromellas y una muy variada fauna en la que coexisten un centenar de aves, los ruteros rompieron a gritar. Lo habían conseguido. No pudieron ver ningún ejemplar del gallito de roca, al ave nacional del Perú que habita en estos bosques, pero situarse debajo de la cortina de agua de la cascada de Gocta, abrir los brazos y mirar al cielo es una experiencia que no olvidarán jamás. Ni que decir cuando la última ducha en esta Ruta queda ya en el olvido -lo curioso es que con el paso de los días los ruteros priorizan otras necesidades por encima de la ducha-.
Ese baño en Gocta supuso una inyección de energía en toda regla. La organización había previsto la celebración de una misa en ese marco incomparable pero finalmente tuvo que ser aplazada a otro día porque el sol empezaba a caer. Quedaban cinco kilómetros de marcha. Los más duros con caminos pedregosos de una inclinación por encima del 30%. Y algunos ruteros debieron ser trasladados en caballo a la 'meta'. Para ello se movilizó a todo el ejército de caballos de Cocachimba. Veinte ejemplares salieron al rescate de estos ruteros agotados y lesionados en algunos casos. El grueso de la expedición optó por seguir a pie. Una fiesta en Cocachimba les daría la bienvenida. Había que celebrar que, una vez más en esta Ruta, habían superado un nuevo reto.