Bono reclama firmeza para evitar homenajes a etarras en el País Vasco
Un buen número de asociaciones se ausenta del homenaje en el Congreso las víctimas del terrorismo
MADRID. Actualizado: Guardar«La indiferencia es tan dura como el olvido». Con esta frase justificó ayer José Bono su petición de «firmeza» para impedir actos de homenaje a etarras en el País Vasco. Una exigencia que lanzó durante su discurso en el acto de recuerdo a las víctimas del terrorismo que se celebró en el Congreso y que contó con presencia, entre otros, del presidente del Gobierno, el vicepresidente primero y ministro del Interior, el líder de la oposición, y del consejero de Interior del Gobierno vasco, Rodolfo Ares.
Bono sostuvo que «una sociedad benigna o indiferente con los asesinos o con sus cómplices siempre es una sociedad enferma», apostilló. Pero por si quedaban dudas de lo que quería expresar, Bono añadió: «Cuando las calles se ensucian con fotografías de representantes de asesinos, los representantes de la soberanía nacional queremos estar con las víctimas».
El recuerdo los asesinados por ETA estuvo marcado por el malestar entre los colectivos de afectados por la irrupción de Bildu en instituciones democráticas del País Vasco y Navarra tras las elecciones del 22 de mayo. También enrareció el ambiente el juicio contra Arnaldo Otegi en la Audiencia Nacional. Las contundentes declaraciones del exdirigente de la ilegalizada Batasuna fueron una de las comidillas en los corrillos posteriores a los discursos.
Ausencias
Bono eludió valorar la ausencia de las asociaciones de víctimas que con su gesto querían protestar por la autorización a Bildu para participar en la vida política, y además porque no se les permitía intervenir en una fecha tan señalada que conmemora aquel negro 27 junio de 1960 cuando ETA mató a su primera víctima, la niña Begoña Urroz. «En poco más de medio siglo, 1.382 personas han sido asesinadas por los terroristas. 1.382 víctimas que son para España el recuerdo permanente de una obligación, que es la de acabar con el terror», declamó Bono.
El presidente del Congreso se centró en los representantes de víctimas presentes e intentó esquivar la polémica sobre los ausentes. Bono alabó la «generosidad» de las víctimas del terrorismo que, al margen de «partidismos», son capaces de unirse. «Vuestra presencia aquí, sin más distinción de la que está en vuestros corazones, es una muestra de vuestra generosidad; muchas gracias por venir», agradeció.
Se refería a la presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo, Maite Pagazaurtundua; y a la presidenta de la Asociación 11-M Víctimas del Terrorismo, Pilar Manjón, que ocuparon su puesto en la tribuna de invitados. Entre las que declinaron la invitación se encontraban los portavoces de Asociación de Víctimas del Terrorismo y Covite, entre otros.
El anhelo de Bono por combatir las acciones de los proetarras lo compartió el otro orador de la jornada, Javier Rojo. El presidente del Senado alertó que «la jauría está suelta», en alusión a los miembros de la banda terrorista. Eso sí, abogó por la «palabra» como arma «para combatir la desmemoria y la impunidad de los crímenes o la indignidad del borrón y cuenta nueva de quienes apoyan la violencia».
Después de los discursos, los asistentes al homenaje guardaron puestos en pie un minuto de silencio. Tras ese gesto, escucharon una pieza musical, el segundo movimiento del concierto para oboe y cuerda de Carl Philipp Emanuel Bach.
También fueron fieles a esta cita, que apenas cumple su segunda edición, otros altos representantes del Estado como el presidente del Tribunal Constitucional, Pascual Sala; el presidente del Tribunal Supremo, Carlos Dívar; el director del CNI, Félix Sanz Roldán; y el director de Atención a las Víctimas del Ministerio del Interior, José Manuel Uribes.