Otegi: «Un atentado de ETA reventaría la credibilidad de la izquierda 'abertzale'»
MADRID Actualizado: GuardarEl exportavoz de Batasuna Arnaldo Otegi ha defendido que la "estrategia política" puesta en marcha por la izquierda abertzale para lograr el proceso de "liberación nacional" no puede depender de la existencia de "parones en la lucha armada" por parte de la organización terrorista ETA. "No nos lo vamos a jugar a que haya una bomba mañana o dos pasado", ha asegurado.
Otegi, que ha hecho estas manifestaciones durante la última parte de su declaración en la primera jornada del juicio contra Bateragune, ha defendido que la vuelta de ETA a la lucha armada pondría "en riesgo" el proyecto de independencia para Euskal Herria. "Eso nos revienta el diseño de arriba abajo y revienta nuestra credibiliudad durante varias generaciones", ha dicho el dirigente de la izquierda abertzale.
No era un grupo de ETA, sino una “corriente de opinión” que buscaba un “cambio radical”, una “enmienda a la totalidad” en la izquierda abertzale para romper definitivamente con la “lucha armada”. Arnaldo Otegi, que junto al exsecretario general de LAB Rafael Díez Usabiaga y seis dirigentes más abertzales se enfrenta a diez años de cárcel por refundar la coalición ilegal a través de la plataforma Bateragune, ha explicado que él y el resto de los detenidos en la operación de octubre de 2009 sólo eran un grupo de presión que trabajaba para que el independentismo sólo apostara por una “estrategia pacífica y democrática”, dejando de lado la “combinación” de la política con la violencia. Un colectivo que se situaba en una estrategia "diametralmente opuesta" a ETA.
El exportavoz de la coalición ilegal ha explicado que ese grupo, que jamás se llamó Bateragune, nació de forma embrionaria en 2007, tras el atentado de la T4 que puso fin a la última tregua. “Aquel hecho corroboró que la violencia o la amenaza del uso de la violencia, lejos de solucionar los problemas, los enquistas y los hace más irresolubles”, ha apuntado el acusado, quien, a diferencia del resto de procesados, sí respondió a las preguntas del fiscal.
En su declaración, Otegi ha asegurado que tiene una "posicion absolutamente contraria a la de ETA". Que él y sus más cercanos tienen posturas "enfrentadas" a ETA, que promulgan "exactamente lo contrario" que la banda y que desde la T4 vienen "combatiendo las posiciones" de la organización armada. Asimismo, el exdirigente abertzale ha manifestado que "no es posible en ningún caso" alcanzar sus objetivos políticos, la independencia, "combinando la lucha armada y la política ni con una estrategia de modulación con periodos de tregua más o menos largas".
Primer proceso contra Batasuna
En la sesión de la mañana, el exsecretario general del sindicato LAB Rafael Díez Usabiaga, aseguró no haber “participado nunca” en Bateragune. El antiguo dirigente abertzale señaló que sus reuniones con Arnaldo Otegi tenían como objetivo “abrir una nueva fase”en la izquierda abertzale tras el fracaso de la anterior tregua de ETA y que esos encuentros se hacían sin “ningún tipo de tutela”, en velada referencia a la banda terrorista.
El acusado negó en todo momento ser el autor de la documentación encontrada en su despacho sobre este organismo y explicó que esos ‘papeles’ que le implican en el proyecto de reflotar la coalición ilegalizada en realidad era material “formativo sindical” con referencias a diferentes órganos de la izquierda independentista y su historia.
Según Díez Usabiaga, él y el resto de acusados en esta causa no pertenecían a una estructura concreta, sino que únicamente buscaban “dinamizar un debate” para que la izquierda abertzale “rompiera amarras con la fase anterior” a fin de buscar un “soluciones definitivas” al conflicto vasco, que pasaran por la “paz y las vías democráticas”. Una suerte de embrión –explicó- del proceso abierto ahora con el alto el fuego de ETA.
Primer proceso contra Batasuna
Díez Usabiaga, Arnaldo Otegi y otros seis dirigentes abertzales se sientan desde hoy en el banquillo de los acusados de la Audiencia Nacional para enfrentarse a una petición de cárcel de la Fiscalía de diez años de cárcel por integración en banda terrorista por intentar resucitar la coalición ilegalizada a través de la plataforma Bateragune, desmantelada en octubre de 2009.
El de Bateragune es el primer proceso contra Batasuna tras la declaración del alto el fuego de ETA el pasado enero, ya que el macro sumario sobre las ‘herriko tabernas’ y la supuesta financiación de la banda terrorista a través de estos locales aún no tiene fecha para la celebración de juicio.
La Sección Cuarta de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacionaltiene previsto celebrar nueve sesiones entre hoy y el 7 de julio. Están citados a declarar más de 40 policías y 33 testigos de las acusaciones y defensas, entre ellos históricos dirigentes de la ‘izquierda abertzale’ como Floren Aoiz, Rufino Etxebarria o Tasio Erkizia. A estos hay que sumar cinco nuevos testigos aceptados hoy por la sala a petición de las defensas de los acusados. Se trata de dirigentes de Eusko Alkartasuna, entre ellos Peio Urizar o Rafael Larreina.
Ocho acusados
En el banquillo acompañan a Otegi, en prisión preventiva por este sumario, y a Díez Usabiaga, Miren Zabaleta, hija del líder de Aralar, Patxi Zabaleta; Sonia Jacinto, apoderada del Partido Comunista de las Tierras Vascas-EHAK; Arkaitz Rodríguez, portavoz de la plataforma en contra del tren de alta velocidad y ex miembro de Jarrai; Amaia Esnal, exconcejal de la localidad guipuzcoana de Urnieta; Txelui Moreno exconcejal de Herri Batasuna en el municipio navarro de Burlada y delegado sindical de LAB; y José Manuel Serra, miembro del equipo de comunicación de Batasuna.
Según el escrito que el fiscal Vicente González Mota presentó en enero a la Sala, el aparato militar de la banda “se dirigía” a Bateragune dando instrucciones sobre el desarrollo de sus actividades, valorando sus actuaciones institucionales e, incluso, censurando aquello que no le gustaba, como la decisión de apoyar la candidatura de Iniciativa Internacionalista en las elecciones europeas de junio de 2009.
El Ministerio Público sostiene que, como organismo de coordinación del frente político de ETA, Bateragune (“Todos juntos” en euskera) tenía el doble cometido de neutralizar cualquier espacio de la izquierda abertzale sin ETA y atraer fuerzas independentistas a través de un polo soberanista subordinado a las directrices de la banda armada. Esta estrategia incluía la incorporación de los partidos Eusko Alkartasuna y Aralar, y de sindicatos nacionalistas vascos, LAB y ELA.
Según la Fiscalía, la tarea de Bateragune era la de “llevar la confrontación política hasta el punto más álgido” y en el centro de este cometido se encontraba Arnaldo Otegi, el “Ronaldinho” de la izquierda abertzale, como le apodaba Díez Usabiaga, que se encuentra en prisión por este sumario desde octubre de 2009. La Audiencia Nacional ha denegado cinco veces su excarcelación, incluida una petición en noviembre en la que defendió la conveniencia de su salida a la calle ante el “devenir político de los acontecimientos”, en clara referencia al entonces esperado y hoy materializado alto el fuego de ETA.
Diez reuniones
El escrito del fiscal especifica que los acusados mantuvieron al menos diez reuniones en una sede de LAB de San Sebastián entre abril y octubre de 2009, en donde planificaban la estrategia política y la agenda de actividades. El fiscal asegura que en el registro que la policía realizó el 16 de octubre de 2009 en la sede sindical se intervino un ordenador a Díez Usabiaga con numerosos documentos dirigidos a presos de ETA a quienes informaban de los actos realizados.
La Sección Cuarta de la Sala de lo Penal acordó el pasado diciembre concluir el sumario sobre aquella iniciativa frustrada de refundar Batasuna, después de que en enero de 2010 el entonces instructor de la causa, Baltasar Garzón, procesara a los ocho dirigentes.
En su auto, Garzón sostenía que Bateragune era un órgano “dirigido y controlado por ETA” para desarrollar “los proyectos de la organización terrorista”. Esa actividad, según el escrito del juez, se desarrolló de marzo de 2009 al 13 de octubre de ese mismo año, cuando la mayoría de los procesados fueron detenidos en un local del sindicato de la izquierda "abertzale". La investigación policial acreditó, de acuerdo al auto, que los imputados no tienen “ningún margen de independencia” respecto a las órdenes y programas “políticos” de ETA.