MÚSICA | CONCIERTO

Estrella Morente embruja en su regreso a Granada

El Palacio de Carlos V de la Alhambra se rinde a la cantaora en un recital sobre el que ha planeado la sombra de su padre

GRANADA Actualizado: Guardar
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Hace poco más de tres años el Palacio de Carlos V acogía el último gran recital de Enrique Morente en Granada capital. Acompañado por uno de sus más fieles guitarristas, Pepe Habichuela, protagonizó una de esas noches de las que cualquier aficionado al flamenco no podrá olvidar. Volver a ese lugar tras la muerte del ronco del Albaicín y teniendo como protagonista a su hija Estrella era motivo de emoción nada más acercarse al recinto. Estrella volvía a cantar en su tierra tras demostrar sobradamente su profesionalidad actuando en la última edición de los Otoños Flamencos de Granada pocos días antes de que falleciese uno de los genios de la música.

En ese espectáculo del Teatro Isabel La Católica solamente la familia y algunos allegados conocían de la gravedad del maestro por lo que para el público supo a poco una hora de repertorio. Anoche desde la llegada a los asientos todos sabían que la cosa iba a ser muy distinta. La mayor de la saga Morente contó, como Barrachina en el último documental, con los cuatro elementos a favor. El fuego reflejado en el cariño del público y la temperatura elevada en la noche nazarí; la tierra, ya que estaba en casa cantando; el aire, por los distintos palos añejos que tocó a lo largo de la actuación y el mar debido la frescura que pretende imprimir a traves de su investigación flamenca en la línea del legado paterno pero con unas señas propias.

Noche de cante y emociones

Pero la verdadera grandeza de Estrella Morente de este domingo fue tener la capacidad de ser cantante, cantaora, diva y humana en poco mas de noventa minutos. Y es que haciendo 'La Estrella' no pudo aguantar tantas emociones ni tan poco al meter dos letras en tiempos de soleá por una petenera muy libre. Primero vestida de blanco y posteriormente de negro, se enfrentó a dos repertorios bien distintos y sobre todo bien diferenciados, separados únicamente por el toque de Montoyita mirando al cielo mientras que en una rondeña recordaba cosas de Enrique. Al levantarse las lágrimas se notaban asomar en las mejillas del guitarrista pero al inicio del espectáculo brotaron de gran parte del respetable mientras que desde la segunda planta del Palacio de Carlos V resonaba uno de esos pregones eternos o que de los labios de José Enrique Morente salían quejíos de miel. Todo perfectamente rematado por Antonio Carbonell haciendo eso tan bonito de 'Por que es de noche'

Nunca llegó a estallar una fiesta -cosa no necesaria- pero hubo sonrisas de complicidad con los «Tangos de la plaza» y las pataítas viscerales de la protagonista de una velada que dejó buenos momentos más allá de lo emocional. El remate de la seguirilla muy a la manera de Sernita o, fuera del purismo, su interpretación del tema de Carlos Cano «Habanera imposible» y el quejío que mete a las cosas de Chavela Vargas.

Estrella democratiza el chaconismo de la misma mera que lo hizo su padre, con un quejío dulce y barroco que aunque no duele acaba matando. Como ejemplo claro las letras cogidas de Pablo de Málaga «para glorificar las manos de otro genio caido. Gracias Estrella por mantenerlos vivos.