TIEMPOS REVUELTOSEVARISTO CONTRA LOS ELEMENTOS
Estoy convencido de que, más pronto que tarde, se demostrará su absoluta inocenciaLa Junta ha ofrecido a sus empleados de Justicia trabajar horas extra por la tarde; quizá debería haberlo hecho con parados
Actualizado:Lo que le faltaba al sector del vino en Jerez, más allá de la galopante caída de ventas de los últimos años, el arranque de viñas y el progresivo deterioro de un negocio que otrora fue el sustento económico y espejo social de toda la comarca; lo que le faltaba, digo, es la monumental crisis institucional que ha estallado en la misma cara del Marco desde que la juez Mercedes Alaya señalase con el dedo a Antonio Fernández como uno de los responsables de la trama de los ERE fraudulentos en su anterior etapa como consejero de Empleo de la Junta de Andalucía. Los consejos reguladores, casi por definición, entrañan una vertiente política. Esa politización, especialmente en el Marco de Jerez, ha sido fuente de polémica, prebendas y enfrentamientos en no pocas ocasiones. Sin embargo, el sector, lejos de regatear o esquivar los dardos de la política más interesada y rancia, ha querido servirse de ella tanto y en tantas ocasiones que, me da la sensación, ha caído en sus garras y ya no puede zafarse. Es absolutamente lamentable y de todo punto de vista deleznable todo lo que está sucediendo en torno a la figura del todavía presidente del Consejo Regulador del Brandy y de Fedejerez, Evaristo Babé. La espiral que se ha desatado a raíz de la presunta implicación en la trama de los ERE de su homólogo en el Consejo del Vino, Antonio Fernández, ha terminado golpeando a Babé y diezmando de camino la imagen y la credibilidad del sector y de sus instituciones. Babé, que, en nombre de las bodegas y como presidente de la patronal, pidió la dimisión de Antonio Fernández tras saberse que estaba siendo investigado por la juez Mercedes Alaya, se ha visto ahora envuelto en este caso judicial como presunto beneficiario de una pensión por jubilación. Desde aquí quiero unir mi voz a los muchos que, según he leído y oído, han salido a la palestra para defender el buen nombre, la honradez y la profesionalidad de un hombre como Evaristo Babé. No sé si de forma interesada o no, desconozco si como venganza por su intento de alejar a Antonio Fernández del Consejo Regulador o como consecuencia de un desafortunado error en la instrucción, pero estoy convencido de que algo ha fallado en toda esta historia y, más pronto que tarde, se demostrará la absoluta inocencia de Evaristo Babé en este turbio asunto. Conozco al presidente del Brandy de Jerez desde hace tantos años que casi ni me acuerdo, y en todo este tiempo he sido testigo de un trabajo, una trayectoria y un comportamiento intachables, rayando altísimas cotas por su parte. Babé llegó a Jerez cuando todo el mundo llamaba 'cognac' al Brandy de Jerez. Modernizó el negocio y rejuveneció a los consumidores de este producto, que, por aquel entonces se iban muriendo poco a poco en las barras de los bares de barrio y los clubes de carretera. Consiguió que los mercados respetasen el nombre de la bebida espirituosa más consumida en España, y, en definitiva, salvó de la quema un producto que, de no haber cambiado las tornas, estaba destinado a rellenar botellas viejas y decrépitas en las estanterías de bares anónimos. Es por todo eso, entre otras cosas, por lo que me resulta increíble que, por voluntad propia, haya cometido cualquier tipo de ilegalidad aprovechándose de sus cargos. Por el bien del sector, de las instituciones del Marco y de sus responsables es más que deseable que su señoría Alaya resuelva pronto la maraña, señale a los responsables y libere de sospecha a quienes sin comerlo ni beberlo se han visto salpicados por esta maldita trama. Tengo entendido que Evaristo Babé, en un gesto que le honra, presentará mañana su dimisión como presidente del Consejo del Brandy y de la patronal de bodegas del Marco, Fedejerez. Estoy convencido de que pronto se darán las circunstancias para que pueda volver a los cargos que ahora deja. Otra cosa es que, visto lo visto, él tenga ganas de hacerlo.