El declive de la perdiz
«Eso ya lo dijo un señor muy listo de la ciudad que vino por aquí hace muchos años, que él pensaba que unos años la perdiz desaparecería. Me dijeron que incluso lo escribió. Se llama Miguel no sé qué»
VALLADOLIDActualizado:-Oiga, y usted, que ha estudiado ¿sabe cuantas perdices rojas hay en España?
-Eso no lo sabe nadie, Eliseo.
-¿Alguien lo sabrá, no? ¡Digo yo! ¿Para qué queremos tantos ingenieros y gente estudiando todo el día si no? ¿De verdad que no se sabe?
-Hace unos años, muchos, como ocho, los ingenieros esos que dice usted calcularon que en España se abatían al año más de tres millones de perdices.
-¿Más de tres millones? ¿Pero cuanto más?
-3.062.395, dicen
-¡Qué precisión! ¿Y quién las contó?
-Nadie, es un cálculo, pero me da que no te lo crees.
-¡Qué voy a creer! Cada año hay menos. Si matan tantas será de Madrid para abajo, porque lo que es de allí para arriba..
-Si, puede ser. ¿Y porqué crees tu que allí hay muchas y aquí hay pocas?
-¡Hombre, está claro, no me diga que no lo sabe!
-Pues no, no lo sé. Me lo imagino, pero no lo sé.
-El dinero, Eloy, el dinero. Allá, la perdiz vale dinero, se vive de ella, va gente para cazarla.
-¿Y aquí no vale dinero?
-Poco. Aquí, además, cuando alguien ve que no va a poder cazarlas en invierno, las esquilma en verano para que no la cazen otros. Aquí las envenenamos con semillas.
-¿Con semillas?
-Sí, hombre. Yo creo que las semillas esas certificadas, cuando las comen los machos se vuelven tontos: ya no se cruzan, pierden el interés por las hembras. Y si no pierden interés, tampoco consiguen cubrirlas. Y luego está todo lleno de alimañas, de raposos, de azores, que nos las dejan vivir. Y así no hay manera. Ni aunque las dejes de cazar se recuperan.
-Pues habrá que ayudarlas.
-¿Las de granja, echarlas con las de granja? Eso no vale para nada, no se mezclan.
-Dicen que sí.
-Desengáñese, Eloy. No se mezclan. Me lo dijo uno de la Junta que vinvo un día. Estaban haciendo un estudio de no sé qué, pero eso me dijo, que no se mezclaban.
-Pues estamos aviados.
-Eso ya lo dijo un señor muy listo de la ciudad que vino por aquí hace muchos años, que él pensaba que unos años la perdiz desaparecería. Me dijeron que incluso lo escribió. Se llama Miguel no sé qué. Luego me contaron que murió. Pobre, parecía una buena persona. No sé. Yo creo que tenía razón. Aquí la perdiz se muere-.
-Pero abajo no.
-¡Y yo qué sé! No he estado nunca abajo, como dice usted.