La UE pone límites a la libre circulación
Los Veintisiete aprueban reformar el espacio Schengen para reinstalar las fronteras en casos excepcionales
BRUSELAS. Actualizado: GuardarLos líderes europeos acordaron ayer una reforma limitada del derecho a la libre circulación. Tras varios meses de negociaciones, la UE aprobó la posibilidad de reinstalar las fronteras nacionales en «circunstancias excepcionales» que todavía tienen que definirse. Aunque esta letra pequeña queda pendiente para después del verano, la modificación del espacio Schengen arrancó al calor de la llegada de miles de inmigrantes a las costas italianas. Ahora, el gran reto comunitario será decidir si los países podrán levantar las aduanas unilateralmente o necesitarán el permiso de Bruselas.
El presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, no arrojó demasiada luz sobre el contenido definitivo de la reforma de Schengen. El ex primer ministro belga apuntó al final de la cumbre comunitaria celebrada en Bruselas que la reintroducción de las fronteras se utilizará como «último recurso». «Hablamos de una situación auténticamente grave en la que un Estado ya no estuviera en condiciones de controlar su parte de los límites exteriores», indicó.
La declaración final de la cumbre precisa que los cambios «no pueden poner en peligro el principio de la libre circulación». Además, se establece que antes de la reinstauración de las fronteras debe existir un proceso «gradual» de medidas y esfuerzos «coordinados». Es decir, que los socios comunitarios deben hacer todo lo posible para ayudar al país que se encuentre en apuros por una avalancha migratoria -sería la urgencia más plausible- y evitar así cualquier limitación en el espacio Schengen.
Nicolas Sarkozy fue el gran promotor de las modificaciones junto a Silvio Berlusconi el pasado abril. Ambos decidieron plantear a la UE la primera gran reforma de la Europa sin fronteras -se puso en marcha en 1995 con siete países y ahora son 25- después de una disputa migratoria. El Elíseo ordenó restablecer parcialmente los controles fronterizos con Italia después de que su vecino regularizara a miles de tunecinos llegados a sus costas. Roma, agobiada por la avalancha de indocumentados generada por la 'primavera árabe', optó por abrir sus fronteras tras acusar a los Veintisiete de abandonarla a su suerte.
El presidente francés se marchó ayer de Bruselas satisfecho con el acuerdo alcanzado. A su juicio, los «principios» pactados «se corresponden punto por punto con lo que Francia había pedido». El líder conservador avanzó que la Comisión deberá definir ahora cuáles son las circunstancias excepcionales en las que volverán a realizarse controles de pasaportes. París, en cualquier caso, defenderá que una medida de este calado se tome en colaboración con Bruselas. «Si Schengen no se reforma, existe el riesgo de que desaparezca», agregó.
España, que junto a Suecia y Bélgica ha sido uno de los países más reticentes a tocar Schengen, ha aceptado finalmente las tesis de Francia. José Luis Rodríguez Zapatero admitió que era necesaria la reforma para aclarar la legislación ante una «catástrofe con el apellido que se le quiera poner». El líder socialista celebró que en la declaración final no se incluyera ninguna referencia a la inmigración como razón fundamental para recuperar las fronteras. En un plano más global, subrayó que «el mecanismo excepcional aprobado no podrá ser utilizado para restringir de forma arbitraria» el derecho a la libre circulación.
Sensibilidad extrema
La legislación que regula actualmente Schengen también contempla la posibilidad de retomar las aduanas. Los países pueden optar por esta medida ante grandes eventos deportivos o por razones de orden interno. La crisis y las últimas oleadas de inmigrantes llegadas desde el norte de África, sin embargo, han producido una extrema sensibilidad en algunos socios que se ha traducido en la reforma de la Europa sin fronteras. Un ejemplo de esta tendencia es Dinamarca, que se llevó una reprimenda de Bruselas tras anunciar la reinstauración de controles.
El presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, anunció que tras el verano presentarán una detallada propuesta para materializar las directrices de los Veintisiete. El Ejecutivo comunitario defendió desde el principio del choque entre Italia y Francia que el problema migratorio necesita un enfoque global. Por ello, reclamó a los socios reforzar los medios de la agencia europea de frontera (Frontex).