Bildu quita ahora el retrato del rey del salón de plenos de San Sebastián
VITORIA/ MADRID.Actualizado:Bildu sigue protagonizando decisiones polémicas en las instituciones donde gobierna. La última, retirar del salón de plenos del Ayuntamiento de San Sebastián un cuadro del rey que presidía la sala. La decisión, adoptada por el nuevo alcalde de la ciudad, Juan Karlos Izagirre, generó malestar en los representantes del PP y PSE que solicitarán que vuelva a colocarse en su lugar. La medida contraviene el reglamento de organización, funcionamiento y régimen jurídico de las Entidades locales, aprobado por Real Decreto en 1986.
Izagirre alegó en un comunicado que el óleo del monarca no es un «símbolo que represente a la mayoría de los donostiarras» y que en su lugar pondrá una pintura del Museo de San Telmo. Es un gesto controvertido más que se suma a la retirada de la bandera española del consistorio donostiarra, a lo sucedido en Andoain, cuando la alcaldesa prohibió la entrada de los escoltas del PP y PSE en el ayuntamiento (cuestión que parece ahora en vías de solución) o al hecho de que el nuevo diputado general de Guipúzcoa, Martin Garitano, compareciera en el pleno de su investidura con un pin con el número de preso de Arnaldo Otegi en la solapa y eludiera de manera deliberada exigir la disolución de ETA.
El jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, desde Bruselas, y el vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, se apresuraron a dejar claro que no les «gusta nada» que Bildu gobierne ahora en Guipúzcoa; lo que le permitirá manejar un abultado presupuesto y competencias en materia fiscal y de infraestructuras. Sin embargo, tanto uno como otro comprendieron y respaldaron desde la ejecutiva del PSOE la decisión de los socialistas vascos de no votar al candidato del PNV, Markel Olano.
El PSE defiende que no había margen posible después de que la formación nacionalista se negara a respaldar a su candidato a la alcaldía de San Sebastián y pactara además con Bildu en Lasarte y en Trápaga (Vizcaya) con Bildu para desalojarle del poder.
En esta línea, el vicepresidente primero trató de endosar toda la responsabilidad de lo ocurrido a la oposición en Euskadi. «No hace falta ser un genio para saber quién ha dicho que sí y quién que no», dijo. Pero eludió hacerlo con saña y, de hecho, ni siquiera pronunció las siglas de quien se ha convertido en la principal tabla de salvación del Ejecutivo para agotar la legislatura. «Bildu está en las instituciones -alegó después- porque los ciudadanos vascos han votado y porque, a su vez, los tribunales han dicho que es legal; el Gobierno lo que hace es respetar una decisión y otra».
También afirmó que permanecerá vigilante para evitar incumplimientos de la legalidad como el de San Sebastián, pero no aclaró cuáles son los instrumentos de los que piensa echar mano. Simplemente, se mostró partidario de esperar. «Vamos a ver qué pasa-dijo- pero todo el mundo tiene que tener muy claro que la ley se va a cumplir».
Sobre el resurgir de pinturas y carteles proetarras en el País Vasco, aseguró no tener noción. Dignidad y Justicia denuncia este fin de semana en la revista de la Fundación de Víctimas del Terroriso que aún hay en 19 municipios calles, plazas y monolitos que rinden homenaje a la organización terrorista en diez municipios vascos y de Navarra.
«Ni una coma»
En todo caso, Rubalcaba se esforzó por mandar un recado a Bildu después de que Martín Garitano instara desde la Junta de Guipúzcoa a una negociación entre ETA y el Gobierno y hablara de alcanzar una «solución política» en la que «todos -dijo- salgamos ganando» con el argumento de que «todos hemos perdido».
El también ministro del Interior aseguró que no va a cambiar «ni una coma» la política antiterrorista y que no va a dar a «nadie» el papel de «mediador» de la banda terrorista. «Lo que Bildu tenga que decir sobre el tema de la violencia que se lo diga a ETA que es quien tiene que dejar las armas».
Pero, sobre todo, dejó en el aire una amenaza ya apuntada por Zapatero: la posibilidad de una moción de censura si se pasa de la raya. «No tiene mayoría y hoy está donde está, pero mañana -avisó- una mayoría democrática puede quitarle ahí».