Los talibanes exigen la retirada de las fuerzas extranjeras
Karzai, que agradeció el apoyo de EE UU, entiende la marcha de sus tropas «en beneficio de ambos países»
Actualizado: GuardarEl presidente de Estados Unidos, Barack Obama, habló y sus palabras tuvieron respuesta inmediata en Afganistán. El presidente Hamid Karzai afirmó en una breve intervención ante los medios de comunicación que el inicio de la retirada estadounidense supone «un paso adecuado en beneficio de ambos países».
Flanqueado por sus dos vicepresidentes, Qasim Fahim y Abdul Karim Jalili, el dirigente mostró su confianza en las fuerzas de seguridad nacionales y felicitó a la nación afgana por ir avanzando en la defensa de su territorio «por sus propios medios y con las manos de su propia juventud».
El ministro de Defensa, el general Zahir Azimi, se unió a la bienvenida oficial de las instituciones afganas al inicio de la retirada internacional. Azimi aseguró que «nunca olvidaremos el apoyo americano en el entrenamiento y equipamiento de nuestras fuerzas».
Detrás de las palabras del titular de Defensa se esconden, sin embargo, las dudas que generan unas recién nacidas fuerzas de seguridad -su preparación real no comenzó hasta 2008- que para finales de octubre contarán con 305.000 efectivos, según las previsiones de la OTAN.
Sobre el papel, la cifra de la retirada supone todo un éxito y justificaría el inicio de la transferencia de la seguridad -el próximo mes tres provincias (Bamyan, Panjshir y Kabul) y cuatro ciudades (Mazar-e-Sharif, Lashkar Gah, Herat y Mehtarlam) estarán en manos exclusivamente afganas-, pero los mandos de las fuerzas internacionales no ocultan sus temores debido al alto porcentaje de deserciones (en 2010 un 23% en la Policía y un 32% en el Ejército), especialmente en las zonas rurales donde los talibanes han logrado instaurar un sistema paralelo al de las autoridades de Kabul.
Pese a que Barack Obama quiso enfatizar que el repliegue se produce «desde una posición de fuerza» sobre el terreno, la sensación que se percibe es muy distinta. Diplomáticos con larga experiencia en la región aseguran que «se repite el esquema de los soviéticos. Ellos dejaron a Nayibulá y Washington dejará a Karzai, ¿cuánto durará? El fantasma de la guerra civil vuelve a amenazar al país con fuerza».
Peligro talibán
El último informe del International Crisis Group (ICG) alerta también de los riesgos de una «salida apresurada» ya que «el Gobierno de Karzai está perdido sin ayuda externa y gran parte del país no tardaría en caer en manos de los talibanes, lo que traería de nuevo un conflicto interno como el de los 90». Los talibanes calificaron la noticia de «paso simbólico» y exigieron la «retirada total e inmediata» como «única solución» a la crisis afgana.
El calendario de tres años ofrecido por la Casa Blanca para la operación salida no les pareció suficiente y, mientras que la OTAN reducirá su presencia de forma progresiva, ellos están dispuestos a «incrementar la lucha día a día», según un comunicado enviado a los medios.
Tras diez años de guerra en Afganistán los gobiernos de los países occidentales dan un nuevo giro en su estrategia y apuestan por una solución política, es decir, la negociación con el enemigo, pero hasta el momento los talibanes han negado cualquier tipo de diálogo abierto mientras no cese la ocupación del territorio de lo que ellos denominan Emirato Islámico de Afganistán.
Esta ocupación podría alargarse más allá de 2014 ya que, pese a la salida del grueso de las fuerzas de combate, EE UU continua con la construcción de grandes bases en el interior del país, aunque de momento no hay acuerdo alguno sobre su papel futuro.