Los históricos de Batasuna y un pin, protagonistas del acto
Rufi Etxeberria y Joseba Permach fueron testigos de la investidura de Garitano, que llevó una insignia con el número de preso de Otegi en la chaqueta del traje
SAN SEBASTIÁN.Actualizado:Eso de 'ponerse el traje' de diputado general de Guipúzcoa fue ayer algo más que una frase hecha. Martín Garitano cambió sus habituales camisetas reivindicativas por un sobrio terno gris, con camisa blanca y sin corbata. Atuendo casi calcado, por cierto, al de su predecesor, el peneuvista Markel Olano. Eso sí, además del diminuto pendiente del líder de Bildu, destacaba también en su solapa un pin con el número de preso de Arnaldo Otegi. A dos días de que se inicie el juicio por el caso 'Bateragune', que sentará de nuevo en el banquillo al exportavoz de Batasuna junto con Rafa Díez, el político quiso expresar así su solidaridad con Otegi.
Pero si Otegi solo estuvo presente de forma simbólica en un trozo de metal, otros históricos de Batasuna sí fueron testigos del pleno de investidura en primera persona. En la tribuna de invitados estuvieron Rufi Etxeberria, que pasó la mañana sentado junto al secretario general de EA, Pello Urizar, Joseba Permach, Miren Legorburu y el exconcejal donostiarra Iñigo Balda, entre otros. Caras conocidas de la izquierda abertzale a las que se sumó Oskar Matute, líder de Alternatiba. Pero no faltaron dirigentes y exdirigentes de otros partidos, que también quisieron arropar a sus candidatos y portavoces en una jornada en la que estaba cantado que Bildu entraría en la Diputación Foral. Joseba Egibar se asomó al Pleno por la tarde y tuvo que oír cómo le responsabilizaban de ser el artífice directo del «portazo» a cualquier acuerdo para descabalgar a Bildu. Olano bromeó: «El está aquí, qué calor». El consejero de Transportes y líder de los socialistas guipuzcoanos, Iñaki Arriola, siguió la sesión con el veterano socialista guipuzcoano Manuel Huertas y el líder del PP en la provincia, Borja Semper.
Ninguno de ellos se perdió el momento álgido de la jornada, tras casi ocho horas de intervenciones dirigidas por la nueva presidenta, Lohitzune Txarola, tan sonriente y espontánea que hasta se la pudo ver mascando chicle durante la votación final. A los sones del himno de Guipúzcoa, la presidenta entregó el bastón de mando y la venera a Garitano, muy aplaudido por los suyos. También Markel Olano aplaudió y lo mismo hicieron, tímidamente, algunos junteros socialistas. La socialista Rafaela Romero incluso le felicitó con un beso en la mejilla. Los populares, en cambio, se mantuvieron impertérritos.