LA PARCELITA

SIN BANDERA

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Ha comenzado oficialmente el verano y poco a poco se van ocupando nuestras playas de ávidos bañistas. Este año, por causa de una desafortunada gestión que al menos a los neófitos nos suena rara, no ondea en nuestro litoral la bandera azul. Se nos ha querido hacer ver que nuestra playa Victoria, sin duda una de las mejores playas urbanas de nuestro país, ha perdido con esto calidad. Una vez más se demuestra cual ruin es el enfrentamiento entre administraciones. Una playa, ejemplar en todos sus aspectos desde hace décadas, es degradada por haberse inspeccionado justo después de una concentración, ciertamente desenfrenada, y que a todas luces tenía que dejar sus secuelas durante unos días tras su celebración. Que no somos partidarios de las barbacoas como se han venido celebrando últimamente no deja lugar a dudas y ya nos hemos manifestado así en nuestra Parcelita, pero de eso, a que a causa de esa desafortunada celebración dependa la calificación de la playa, va un abismo. ¿Si se inspeccionaran las calles tras los Sanfermines se diría que por eso que Pamplona se ha convertido en una ciudad insalubre? ¿y si se hiciera lo propio con Valencia tras las Fallas? ¿y en Vitoria tras las celebraciones de la Virgen Blanca? No señores inspectores, esas no son formas. La Victoria es, sigue siendo y será una playa digna de esa bandera. ¿Hubiera ocurrido lo mismo si el Ayuntamiento fuera de otro color?, lo dudo. Los gaditanos ya estamos hartos de sufrir vejaciones institucionales fruto sin duda de los enfrentamientos partidistas. La ciudad no debe ser una moneda de cambio porque ya sabemos cual es el paño de cada uno. Por eso, cuando se producen unas elecciones sale lo que sale. Solo se recoge lo que se siembra.