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Silvio Berlusconi lee su discurso en el Parlamento, mientras Bossi bosteza. :: ALBERTO PIZZOLIP / AFP
MUNDO

La Liga Norte se come sus ultimátums

Las amenazas de Bossi de derribar al Gobierno se quedan en nada y Berlusconi sobrevive pese a rechazar sus exigencias

ÍÑIGO DOMÍNGUEZ CORRESPONSAL
ROMA.Actualizado:

Las advertencias del líder de la Liga Norte, Umberto Bossi, de romper con Berlusconi si no accedía a sus exigencias se han quedado en una patochada más de la fiesta dominguera del partido en Pontida. No han durado ni 48 horas. Al margen de los doce puntos marcados en un folio que distribuyó el domingo en su mítin, y que eran más o menos asumibles para Berlusconi, Bossi había lanzado dos desafíos más estridentes. Uno era una tontería mayúscula, trasladar cuatro ministerios a Monza y Milán, y hasta exhibió la placa dorada que pensaba colocar en la puerta. El otro era que Italia abandonara la guerra en Libia. En los tres días siguientes 'Il Cavaliere' ha rechazado los dos, pero no ha pasado nada. Hasta el Parlamento ha aprobado una moción para vetar el traslado de ministerios, y sobre Libia el primer ministro ha dicho que, de todos modos, el mandato de la ONU vence en septiembre.

¿Conclusión? Ya está claro que Bossi, como Berlusconi, no quiere estrellarse en unas elecciones anticipadas y se apunta a un Gobierno de ir tirando a ver qué pasa. Todos piensan ya en las vacaciones de verano. Nadie sabe si llegarán al final de la legislatura de 2013, pero ya lo irán decidiendo sobre la marcha. Bossi solo siguió farfullando ayer que «espera hechos, no palabras bonitas», pero lleva así más de un año tragando como un campeón. En realidad, se confirma que a nadie le interesa ir a las urnas, ni siquiera a la oposición, que sigue desorganizada sin una alianza ni un candidato. Por otro lado el desastroso sistema electoral vigente, la famosa 'cerdada' ideada por Berlusconi para hacer la vida imposible a un gobierno de centro-izquierda, no garantiza un ejecutivo estable.

Eternas promesas

Lo mejor sería cambiarlo, pero los partidos no se ponen de acuerdo, pues cada uno quiere el que más le beneficia. Precisamente, uno de los objetivos de la Liga Norte es ganar tiempo para pactar un nuevo sistema electoral y poder acudir a las urnas por libre, sin Berlusconi. Incluso hace guiños a la oposición para llegar a un acuerdo. Pero a día de hoy, evaporado el subidón de chulería de la Liga Norte, Berlusconi ha salido reforzado y dispuesto a aguantar dos años más como sea.

En sus discursos de ayer y anteayer en el Parlamento, donde debía verificar que cuenta con una mayoría tras sus últimos fichajes de tránsfugas, reiteró sus eternas promesas. Como única novedad habló de su abandono o del escenario que dejará su retirada. Pero tocaba perfil moderado, y habrá que verlo. Cabía el riesgo de que no superara un recuento de escaños en la Cámara de Diputados, pero salió airoso, porque la oposición ni siquiera lo pidió.

El día antes había obtenido por primera vez la mayoría absoluta desde que en verano comenzó la crisis que le dejó en minoría, tras la marcha de su aliado Gianfranco Fini.