Límites de la resistencia
Actualizado: GuardarEl 'No a la guerra' se ha generalizado y ese eslogan no pertenece a una tendencia política. Los del Tea Party chillan tanto como los belicosos por naturaleza o conveniencia. Barack Obama ha prometido retirar todas las tropas de Afganistán antes de 2014. Se conoce que ha hecho números. La terrible sangría le está costando a los Estados Unidos dos millones de dólares por semana, pero lo que hay que preguntarse es cuántas vidas puede costar antes de que se produzca el repliegue. Tres años dan para muchos muertos y para bastantes heridos, como esos españoles que patrullaban la 'ruta Lithium'. Las guerras no son ni buenas, ni bonitas, ni baratas. Lo mejor es abandonarlas antes de que empiecen, ya que luego cuesta mucho. La gente se acostumbra a todo y, excepto los que enmudecen, unos quieren cantar resistencias gloriosas.
No es cierto que resistir sea vencer. Que lo pregunten a los de Sagunto y Numancia. El que resiste no gana ni para disgustos. Otra cosa es que «todo el que aguarda sabe que la victoria es suya», que eso quizá sea verdad. Toda la resistencia debe tener una frontera, si además quiere tener supervivientes. El mismo Berlusconi, el mal llamado 'il Cavaliere', ha dicho que está dispuesto a resistir hasta el año 2013. Le ha explicado al Senado, con pelos y señales -ambas cosas apócrifas- sus planes y está convencido de que sustituirle a él sería «una locura», ya que los mercados se aprovecharían para golpear a Italia.
Habría que averiguar cuál es el límite de la resistencia de los pueblos. Una cosa es tener mucho aguante y otra tenerlo todo.
Además hay políticos verdaderamente inaguantables que no han dicho una verdad ni en su vida parlamentaria ni en su vida privada. La gente está ahita de mentiras. Si las combate de frente pueden degenerar en un caos donde sea imposible el entendimiento y si se las echa a la espalda se joroba.