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Un agente de la Guardia Civil conduce a uno de los detenidos. :: LA VOZ
operación policial

Cae la mayor red criminal china dedicada al contrabando

Uno de los 34 detenidos es un empleado de un restaurante de Cádiz que supuestamente colaboró en el blanqueo de capitales

S. TUBIO , LA VOZ
CÁDIZActualizado:

Un ejército de empleados precarios, a los que tenían sometidos, sirvieron durante años a la mayor organización criminal china que ha venido actuando en España. La Guardia Civil le ha asestado un duro golpe, deteniendo a sus cabecillas, y sacando a la luz el floreciente negocio que tenían montado a través del contrabando de falsificaciones. Unos pingües beneficios que no reportaban nada al estado español porque eran escondidos del fisco mediante un proceso de lavado y de desvío de capitales al gigante asiático. Nada más y nada menos que llegaron a amasar unos 40 millones de euros. Se tiene conocimiento que empezaron a actuar desde principios de los 90.

34 personas han sido detenidas en la 'operación Long', difundida ayer a la prensa por la Benemérita. Uno de ellos es un empleado que trabaja en un restaurante chino de Cádiz, situado en concreto en la avenida Cayetano del Toro. Se le acusa de ser una de las piezas del engranaje de blanqueo. Servía supuestamente a la red, enviando dinero negro a China.

La organización, liderada por una familia china, introducía cada mes por el puerto de Valencia de cuatro a seis contenedores cargados con tabaco y otros productos falsificados (prendas textiles y marroquinería), que luego distribuía en Francia, Portugal, Italia, Inglaterra y, por supuesto, España. La organización obtenía beneficios millonarios que posteriormente enviaban a China, donde otra rama del grupo, valiéndose de un 'holding' de más de 30 empresas entre las que destaca una cadena de cerca de 1.000 lavanderías repartidas por todo el país, se encargaba del blanqueo.

No era la única vía de lavado. También utilizaban su ejército de empleados que realizaban viajes a su país de origen con cantidades de dinero ocultas entre sus ropas o enseres. En otras ocasiones eran obligados a realizar transferencias bancarias no superiores a los 20.000 euros, para no levantar sospechas.

Estos eslabones inferiores de la cadena eran compatriotas a los que la organización había ayudado a entrar en España y les había conseguido trabajo, aunque fuera precario. Los trabajadores contraían así una deuda con ellos. La red se garantizaba fidelidad absoluta a sus órdenes porque les retiraba los pasaportes nada más cruzar la frontera.