Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
Ciudadanos

Atunes de vuelta al mar

Las cofradías gaditanas se centran en capturar con fines científicos a la espera de saber cuál es el cupo permitido

JESÚS M. ARAGÓN
BARBATE.Actualizado:

Los almadraberos están que trinan. Cuando quedan pocas semanas ya para el final de la campaña de capturas 2011, varios de los caladeros artesanales gaditanos de atún rojo llevan días soltando ejemplares.

Aunque pueda parecer un contrasentido, las flotas de Barbate, Zahara o Conil siguen pescando tras haber alcanzado ya prácticamente sus cupos totales de capturas, establecidas por la Comisión Internacional de Iccat en algo más de 690 toneladas para este ejercicio.

Y lo hacen porque esta pesquería está sirviendo de observatorio científico. Como quedó demostrado hace unas semanas en un simposio celebrado en Tánger, en el que participaron científicos de todo el mundo expertos en túnidos, el papel de las almadrabas en el estudio y seguimiento de esta especie es «fundamental».

Así lo han vuelto a defender desde la patronal de almadrabas, la Organización de Productores Pesqueros, que hace unos días reclamaba vía fax al Ministerio de Medio Ambiente, la publicación de la Orden Ministerial que podría permitir al sector comprar cupos de pesca a otras flotas que no hagan uso de sus derechos en otros países.

Los almadraberos no entienden la demora en esta tramitación. Como tampoco entienden que deban soltar atunes capturados a la manera artesanal, que han caído en el entramado de redes caladas a pocas millas de la costa gaditana.

«Con estas sueltas queda demostrado una vez más que el plan de recuperación de la especie puesto en marcha en el año 2006 está dando sus frutos. Vemos de primera mano la abundancia de atunes que hay este año», explican los pescadores.

Cada vez que se produce una 'levantá' y los peces son devueltos al mar previa catalogación y observación de los científicos enrolados en las flotas, el sector pierde una pequeña batalla, pero podría estar más cerca de ganar la guerra, que no es otra que el incremento del número de capturas y su diferenciación como pesquería artesanal.

De hecho, la OPP es consciente de que la recuperación del recurso podría beneficiarles a medio plazo, si bien esta temporada dependen de las ayudas institucionales del Instituto Oceanográfico, o las capturas del Fondo de Maniobra, del que todavía no saben nada.

«Nosotros somos el termómetros de la situación del atún rojo pero parece que nos han olvidado», reclama la organización. Mientras, los pescadores, cada vez que los buzos (ranas) comprueban que hay suficientes atunes como para poner en marcha el dispositivo de hombres y embarcaciones para capturarlos, agotan los jornales de los seis meses de su contrato anual.

Dentro de menos de un mes la temporada habrá acabado. Y si pescan menos, al final ganan menos. Esa es la ley del mar.