Bossi lanza un ultimátum a Berlusconi
La Liga Norte pone condiciones para seguir en el Gobierno y reta a 'Il Cavaliere' con la exigencia de cuatro ministerios en Monza y Milán
ROMA.Actualizado:El esperado discurso del líder de la Liga Norte, Umberto Bossi, en la fiesta anual del partido en Pontida no sirvió para conocer por fin el destino de su alianza con Berlusconi y del Gobierno italiano. La Liga ha sido castigada en las urnas en las municipales, teme el giro político que ha indicado el referéndum de hace una semana y la base ruge contra 'Il Cavaliere'. Sin embargo, pese a emplear su estilo de tertulia de bar con insultos y humor grueso, Bossi se movió en la ambigüedad. Amenazó a Berlusconi con derribarle, mostrando el pulgar hacia abajo, si no atiende sus reclamaciones, pero al mismo tiempo reconoció que no es un buen momento para ir a las urnas. «Ganaría la izquierda», admitió.
Así que puso condiciones más o menos fáciles de cumplir y para echar algo de comer a los suyos tan solo soltó el despropósito del traslado de cuatro ministerios al norte, tres a Monza y uno a Milán, entre ellos el de Economía. Es la única exigencia con el potencial de abrir un fractura seria y, si va en serio más allá del folclore de Pontida, quizá sea el órdago que esconde el pretexto para una ruptura. Aunque también es verdad que no figura en el folleto de condiciones con sus respectivos plazos que la Liga distribuyó en el acto. Como tampoco aparecía otra complicada, la retirada de la guerra de Libia.
Berlusconi, por su parte, se lo tomó por el lado bueno. «Es lo que Bossi me había anunciado, la confirmación absoluta de que no hay alternativas a nuestra alianza y que hay la voluntad de seguir», dijo a última hora de la tarde, adelantando que en su comparecencia de mañana y el miércoles en el Parlamento, donde debe someterse a un recuento de su mayoría, acogerá algunas de las peticiones de la Liga. Pero de la cuestión de los ministerios, la única que puede traer cola, no dijo nada. Ha sido el gesto más claro de Bossi de cara a la galería, entre la demagogia y la perfecta inutilidad, y el que constituye un mayor desafío, pues Berlusconi ya ha dicho que solo podrían abrirse, como mucho, sedes de representación. Así está en la Constitución.
Pero Bossi sacó ayer en el estrado la placa que piensa poner en la puerta de su supuesto nuevo ministerio en Monza y el alcalde de esa ciudad mostró emocionado un libro sobre el palacio que albergaría las oficinas, para que se viera en la foto de la portada cómo era. Fue el momento más paleto, pero así son las verbenas de la Liga. Se desconoce el efecto que puede tener este disparate, que no es nuevo. Desde la formación de Berlusconi, el Partido de la Libertad (PDL), ya le pararon ayer los pies y el alcalde de Roma, también de estas siglas, anunció guerra en el Parlamento, en la que le seguirían los diputados del centro y del sur.
Recuperar el electorado
Al margen de este detalle, quedó en evidencia que la Liga se halla atrapada entre la certeza de que debería romper con el primer ministro para recuperar la estima de su electorado, pero que hacerlo ahora significaría perder comicios anticipados. Bossi jugó a hacerse el duro, se marcó bravuconadas para su público y lanzó la enésima sarta de ultimatos a 'Il Cavaliere', pero al final no se sabe qué va a pasar. Para variar. También la Liga Norte está ganando tiempo y lo más osado que dijo Bossi es que quizá, en las próximas elecciones, vayan por su cuenta y no en coalición con Berlusconi. Es para lo que se están preparando. Querían comicios hace más de un año, cuando comenzó la crisis de Gobierno tras la marcha de Gianfranco Fini, pero cedieron a 'Il Cavaliere', que temía un descalabro, y ahora ya es tarde también para ellos. Solo les queda aguantar los dos años que quedan de legislatura o aguardar el mejor momento para unas elecciones anticipadas.
En la lista de condiciones de Bossi hay un poco de todo de su repertorio pero parecen ya pactadas con Berlusconi. Se distribuyó un folleto con doce exigencias para los próximos seis meses, con sus plazos marcados para que, como explicó Bossi con encantadora inocencia, el militante pueda ir tachando los compromisos logrados. La Liga quiere en dos semanas una reducción de tropas en el extranjero, bajar a la mitad el número de parlamentarios y crear un Senado federal, aunque da 15 meses para que sea aprobado. Reclama para dentro de un mes otros seis puntos, como la reforma del plan de estabilidad interno que pone techo al gasto de los municipios o aligerar la mano en la recaudación de multas y tasas, pues la nueva agencia encargada de ello es un éxito, pero «está exagerando». Para el verano la Liga pide una reforma fiscal con bajada de impuestos, que también es un empeño de Berlusconi contra la política de ahorro del ministro de Economía, Giulio Tremonti.