Pachacámac, el oráculo internacional
La expedición ha visitado esta zona de Perú, que constituye un centro de peregrinación de cuatro culturas
LIMAActualizado:El calor aprieta en Pachacámac. La Ruta Quetzal apura sus últimas horas en Lima antes de emprender rumbo al norte del Perú, en concreto a Huanchaco, a 20 kilómetros al oeste de Trujillo. Los ruteros caminan por esta zona desértica a las afueras de Lima que estuvo dedicado a la deidad durante más de 1.500 años. Pachacámac, de pacha “tierra” y qamac “alma”, el alma de la tierra, donde se rendía culto al Señor de los Temblores inició su ocupación hacia el 200 a.C. aunque los primeros templos no se levantaron hasta el florecimiento de la cultura Lima, empleándose una compleja técnica arquitectónica que combinó muros de piedra asentados en la base de los grandes edificios –como el Conjunto de Adobitos y el Templo de Urpiwachak- con adobitos hechos a manos en el Templo Viejo.
Son 450 hectáreas. Espera un recorrido de cuatro kilómetros. Estamos en el desierto. Se escucha el silencio. Un lugar mágico al que los ruteros de la Quetzal también vienen a hacer su particular consulta. Ellos no tienen que hacer el ayuno de una semana que sí hacían quienes de todas las partes del Perú llegaban para venerar a su dios.
Por Pachacámac han pasado cuatro culturas: Lima, Guari, Isma e Inca. Todas hicieron de este enclave a orillas del Pacífico un lugar de peregrinaje. Los ruteros, ahora sí, comienzan a entender parte del pasado del Perú. Marina Sanz, de Valladolid; Ana García, de León; Pablo Palomar, de Valencia e Izaro Arbide, de Vizcaya, no dudan en inmortalizar con sus cámaras las impresionante vista que se tiene desde lo alto de estas pirámides con rampa. A un lado, el Pacífico; a otro un valle verde y fértil, y a los pies, arena hasta los tobillos.
Con la llegada de los Wari (650 d.C) Pachacámac extiende su influencia a otras zonas de los Andes Centrales. En esta etapa no se construyen edificios masivos, a excepción del Templo de Pachacámac y alguna cancha rectangular. Poco más tarde, hacia 1.100 d.C, los Ychma establecen su centro de poder regional en Pachacámac, y amplían su zona de influencia a las cuencas bajas de los ríos Rímac y Lurín. Es en ésta época cuando se levanta un gran centro ceremonial con un urbanismo de corte religioso, y se construyen edificios como el Templo Pintado, los 15 Templos con Rampa y las dos calles principales, norte-sur y este-oeste.
Nuevos centros administrativos
Los incas, al llegar al valle (1450-1532 d.C) establecen nuevos centros administrativos adecuando las construcciones preexistentes a las nuevas necesidades: levantan el Templo del Sol, el Aclla Huasi, el Palacio de Taurichumbi y la Plaza de los Peregrinos, entre otros. En esta etapa se produce en Pachacámac una fuerte desacralización y pérdida de su anterior status como ciudad sagrada y centro oracular.
Los españoles llegan al Pachacámac en 1533, atraídos por la fama del santuario, y por sus posibles tesoros. Allí les recibe el cura Tauri Chumbi, que les guió hasta el Templo del Dios Pachamácac, donde se encontraba la imagen más venerada en el Postclásico de la Costa Central. La imagen y el templo fueron por completo destruidos, y con el ello el abandono definitivo de la ciudad.