Un 'microcerdo' descansa junto a un perro. / Foto: Xanan Animales | Video: F.A.
MI MASCOTA Y yo

Los 'microcerdos' españoles

Algunos hogares españoles ya acogen a estas 'nanomascotas' que se están poniendo de moda | Ángela, una de sus propietarias, asegura que estos animales tienen más usos que la simple alimentación o los ensayos científicos

MADRID Actualizado: Guardar
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A todos los cerdos no les llega su San Martín. A Alma le esperan, según la ciencia, veinte años de vida en familia. Es demasiado valiosa como para terminar en un plato.Con sus cuatro kilos de peso y su año y medio de edad, es una de los cerdos más pequeños del mundo. Un ‘microcerdo’. Vive en Madrid, en la casa de Ángeles González con otros compañeros porcinos, gallinas, pájaros y perros que manejan un ruidoso arca de Noé.

Alma, Benito, Conguito, Peter o Titín son realmente pequeños. Minúsculos. Pongamos que pesan 6 o 7 kilos y su dueña los ha inscrito en el LibroGuinness de los Récords, pendiente de certificar eu título. Son tan pequeños que no existen en los estándares de raza. Provienen mediante cruces de varios años de unos cerdos vietnamitas que adoptó Ángeles hace unos años. Claro, que estas mascotas que puso de moda el guapo Clooney son mucho más grandes que Alma y llegan a los 40 kilos (los cerdos de granja llegan a los 200).

Estos cinco cerditos trabajan lo suyo. En su diminuto cuerpo se encierran mentes capaces de hacer muchas cosas.Se tiran por un tobogán, vienen y van a la orden, suben en pequeños monopatines y juegan a los bolos. El truco para el aprendizaje es paciencia y mucha comida. Con ese currículo, trabajan en Xanan Animals como terapeutas de niños con problemas y personas mayores.

Y no se venden. Ángeles asegura que su objetivo no es hacer dinero, sino demostrar nuevos usos del cerdo que no sean la alimentación o los ensayos médicos. En su intento, nunca come carne de cochino. Ellos la recompensan con cariño moderado (dicen que su carácter es «una mezcla entre un perro y un gato») y haciendo sus necesidades fuera de casa o en un arenero. Ángeles advierte que pese a su exotismo, existen algunas barreras para tener a los cerdos como mascotas. El que se decida a tener uno (los vietnamitas comunes cuestan unos 100 euros) tiene que saber que necesita salidas, ejercicio, tomar el sol (les encanta), además de comer hierbas y raíces y salir de vez en cuando al campo a hozar. Y ojo con la comida.Acostumbrados a ver cochinillos en restaurantes, Alma y sus compañeros están escuálidos. «Ese es su peso», advierte Ángeles, que advierte de que es «malísimo» que engorden, pues no se les puede someter a una dieta.«Se ponen de muy mal humor». Hasta en eso se parecen a los humanos.