CARTAS AL DIRECTOR

Pan, trabajo y libertad

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Digo que estoy muy indignado porque emplear una palabra más fuerte sería una grosería y no es mi intención. Tengo 52 años, solamente he cotizado tres. Tengo que vivir con mi familia original, ya saben, aquella que no se elige. Comida no me falta, más bien me sobra por llevar al pie de la letra aquello que dice el refrán «las penas, con pan son menos». Como no he podido desarrollar un potencial profesional me he dedicado a prepararme durante unos dieciséis años para una revolución como la del 15 de Mayo, estudiando mucha historia, filosofía, leyendo los periódicos y escuchando con avidez la radio. A pesar de mi ansiedad por que de una vez el mundo cambie, he podido observar numerosas guerras y actos de terrorismo a lo largo de este tiempo y mi conclusión no puede ser otra que ningún acto violento ha solucionado nunca nada, justo al revés, suele empeorarlo todo.

Es muy frecuente en política internacional que caigan gobiernos, metan en la cárcel a todos los antiguos dirigentes o pongan del revés la constitución. Constantemente se observa cómo cambia todo y sigue todo exactamente igual. Ponen otras banderas, otros tiranos y diferentes leyes y aún así siguen mandando los mismos traficantes de miseria que antes. Es por ello que estoy convencido de que para que otro mundo sea posible habrá que construirlo de forma pacífica pero sin ceder un ápice en nuestros derechos que por el simple hecho de ser personas tenemos y que a grandes rasgos se puede resumir con un viejo eslogan que recuerdo de la época de la transición: «Pan, trabajo y libertad».

manuel s. BAstazo.