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MUNDO

China vertebra su milagro económico

Inaugura este mes el más ambicioso proyecto mundial de tren de alta velocidad entre Shanghai y Pekín

ZIGOR ALDAMA
SHANGHAI.Actualizado:

La sonrisa perfecta es esa que deja a la vista seis dientes. Ni uno más, ni uno menos. Lo saben bien las 313 jóvenes políglotas, de entre 19 y 25 años y más de 165 centímetros de altura, que se entrenan sin descanso, mordiendo un palillo que modela el gesto, para trabajar como azafatas a bordo de la última joya ferroviaria de China. Todo tiene que funcionar a la perfección en la bala que unirá las dos grandes megalópolis del país, Shanghai y Pekín. Incluso el servicio, que ha de alejarse todo lo que sea posible del correoso estándar comunista de ceños fruncidos que ha imperado hasta ahora.

Porque el último hito del sistema de transporte del gigante asiático, y uno de los grandes sueños de los dirigentes del país, se hará realidad un día todavía no determinado de finales de este mes. Y volverá a sorprender al mundo. Los 1.318 kilómetros del trayecto quedarán reducidos entonces a 4 horas y 48 minutos, seis horas menos que en la actualidad.

La línea se convertirá así en el mayor proyecto de tren de alta velocidad del globo, que supera a la suma de los trayectos Sevilla-Madrid y Madrid-Barcelona. Por su parte, China se consolidará como el país con la red de AVE más extensa del planeta: alcanzará ya los 8.300 kilómetros.

Las novedades sobre el resto de trenes de alta velocidad saltan a la vista en el interior del CRH380BL, que alcanza sin esfuerzo los 300 kilómetros por hora de su tímida velocidad de crucero. Los asientos de cuero rojo de la primera clase podrían competir perfectamente con los de cualquier 'business' del cielo: se convierten en una cama, cuentan con una pantalla plana para ver la televisión en directo o películas a la carta, y quien quiera puede acceder a Internet a través del wifi del tren que, sin embargo, es el servicio que recibe más críticas por su intermitencia. Y en la sonrisa de las atentas azafatas nunca aparece un molesto premolar que la desluzca.

Todos estos lujos están al alcance de unos pocos. Cada tren irá equipado con 28 butacas de Primera, a un precio que supera el del billete en clase preferente de las aerolíneas. Nada menos que 1.750 yuanes (casi 200 euros) por trayecto, un tercio de los ingresos anuales medios que percibe un agricultor chino, que también tendrá difícil acceder a la segunda clase, cuyas generosas butacas costarán 935 yuanes (algo más de 100 euros).