Zarina de la belleza
Actualizado: GuardarSu sueño de niña no era ser princesa. Tampoco le llamaba el mundo de la moda. Hace un año no tenía ni la más remota idea de cómo dar un paso tras otro en una pasarela, sobre la manera de desfilar subida a unos tacones de equilibrio imposible con aires de gacela seductora. Su sueño era ser profesora de educación física. Lo suyo eran las zapatillas de deporte, rematar un balón de vóley en las ligas nacionales, empuñar una pala de pádel o una raqueta de tenis en las competiciones autonómicas. Hasta que una lesión de hombro hizo que Paula Guilló, estudiante de cuarto curso de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, se desatase las deportivas y se abrochase los zapatos de plataforma. Apostó por un cambio: ser miss.
Paula mudó las camisetas por los trajes de noche. Dio sus primeros pasitos como modelo en el pasillo del hogar familiar, con doña Encarnita, ama de casa y madre de la niña, al fondo, empuñando un espejo descolgado de la pared y orientando a Paulita por la pasarela casera, su único 'pinito' en el mundo de la moda antes de despuntar. Con don Manuel, transportista y padre de la niña, reflexionando sobre los posibles peligros -manos largas y bolsillos hambrientos- del mundo al que su hijita se encaminaba. Pronto cambió el ceño fruncido por la sonrisa: cuando la lindura de Paula Guilló (Elche, 1989), sin un ápice de experiencia como modelo, explotó como una flor en primavera. Se calzó la banda de Miss Teruel. Después, la de Miss España. Bella entre las bellas del país. Y ahora, desde lo alto de sus 1,82 metros, flanqueada por sus canónicos 92-63-92, mira con unos cristalinos ojos azules hacia el otro lado del océano, hacia Río de Janeiro, la carnavalesca urbe brasileña que desde el 28 de agosto se convertirá en el epicentro mundial de la guapura femenina: el escenario del certamen de Miss Universo. Un concurso en el que Paula y otro centenar de chicas serán escrutadas por decenas de ojos, tres semanas de concurso en las que hasta la recepcionista del hotel puede ser en realidad un jurado camuflado.
Y Paula ya suda por el cetro...
Suda a diario. Y mucho. Sin duda una miss nace. Si la genética no ayuda, a poco se puede aspirar. Aunque los bisturís cada vez reducen más el problema... Pero una miss no solo es una cara bonita gracias a los caprichos de la naturaleza. Paula es la viva prueba de que una diva de la belleza también se hace. El Centro de Investigación del Deporte (CID) de la Universidad Miguel Hernández de Elche es su segunda casa desde hace un mes. Una suerte de centro de alto rendimiento deportivo al servicio de la ciencia pionero en España. Por aquí han pasado futbolistas de élite como Farinós, tenistas de la ATP o alumnos de la escuela de Juan Carlos Ferrero. Una factoría para modelar deportistas convertida ahora en la fábrica de una potencial Miss Universo.
Ella se mueve entre cabinas de simulación deportiva, ergometrías (analizan la combustión de oxígeno del deportista para maximizar su esfuerzo), pruebas de resistencia y una cancha deportiva repleta de cámaras para grabar y mejorar hasta el más nimio giro de tobillo. Tecnología al servicio del músculo.
¿Y qué pinta aquí una delicada miss?
Mucho. Y con brocha gorda. Paula entrena un mínimo de tres horas al día. Flexiones, abdominales, carrera continua, remates y recepciones de vóley (hace siete años que juega), pádel, tenis, spinning, judo, pesas... Agota solo enumerar los deportes que practica. Sigue una dieta estricta en manos de nutricionistas. Se somete periódicamente a antropometrías y otras mediciones para controlar la proporción de grasa en su cuerpo. Aprende a sentarse siempre con la espalda recta. Y desfila con tacones agujereando el suelo de gomaespuma del gimnasio con Jorge Matamoros, un 'missólogo' venezolano que lleva diez años preparando a reinas de la belleza. Él, también con tacones... Nada como predicar con el ejemplo.
Coqueta hasta sudada
«Queréis la fama. Pero la fama cuesta. Y aquí es donde vais a empezar a pagar. Con sudor». La marcial profesora Lydia Grant popularizó la frase en 'Fama'. Y 'la Lydia Grant' del CID bien podría ser Carlos Montero. «¡Vale, miss! ¡Si no sudas casi! No pares, luego paramos. ¡¡Vale, vale, salta, salta, sigue, sigue!!». No empuña un bastón de danza. Ni siquiera un látigo. Paula le saca casi dos cabezas... Pero el toledano Carlos Montero, profesor de educación física, máster en alto rendimiento deportivo y excampeón de España de judo, fustiga la motivación de su pupila con la mirada mientras ella suda la gota gorda. «Mi sed de mejora solo se saciará con mi tenacidad», reza una frase en el Facebook de Montero. Y tal cual es su entrenamiento.
Carlos jamás hubiera imaginado verse en estos menesteres. Y destaca lo tremendamente peculiar del camino hacia la gloria escogido por Paula. «Las misses acaban no comiendo durante tres semanas, deshidratándose, para cambiar salud por belleza física. Lo que hace 'Paulita' no lo hace ninguna. A cualquier otra la traes aquí un día y al siguiente no vuelve...». Paula resopla, aprieta los dientes y cierra los ojos por el esfuerzo cuando culmina la tercera serie de quince repeticiones de estiramientos de pierna, palmeos o desplazamientos laterales. Entre los jadeos de Paula suena la música de 'El golpe'. Es el móvil del entrenador. Ni siquiera deja entonces Carlos de vigilarla y jalearla. Toca una mínima pausa. Trago de agua. Y Carlos echa una mano al cuello de su pupila. Controla sus pulsaciones. «Se pone a 180, pero en apenas unos minutos baja a 100. Un buen ritmo cardiaco es vital para constatar que se va a quemar grasa».
Paula viste pantalón corto negro y camiseta rosa de Kelme (haciendo patria alicantina). Lleva el pelo recogido en una elegante cola de caballo y va delicadamente maquillada. La coquetería no la abandona ni sudando a chorros. Tampoco la ironía. ¿Ironía en las misses? La prueba... Luce una ropa para la gimnasia, otra para jugar al pádel y otra para hacer pesas. «¡Que esto no es un pase de modelos!», bromean los visitantes. «¡Soy como la Barbie y sus complementos!», responde ella entre risas.
Su jornada ha empezado a las siete y media de la mañana y no acabará hasta las nueve y media de la noche. A tope de lunes a sábado. En cuanto baja un pie de la cama comienza la principal guerra de Paula: la dieta, su batalla sin cuartel (aunque con salud) contra la grasa. Le encanta comer. ¿A una miss? «Es mi mayor sacrificio. Adiós a las pizzas, los 'brownies', las cenas con las amigas. ¡No puedo tomar copas!», aunque el último lamento lo acompaña de una sonrisa pícara. Su dieta es similar a la de cualquier deportista de élite. Seis comidas mejor que cinco. Alimentos a la plancha, sin salsas, ensaladas, nada de bebidas azucaradas... Sacrificio puro y duro. «Sin pastillitas ni suplementos vitamínicos», explica Néstor Vicente, experto nutricionista del CID y encargado junto a Enrique Roche de la alimentación de élite de la mujer más bella de España. El otro peldaño clave hacia Miss Universo.
Néstor mastica cuidadosamente cada palabra a la hora de hablar de dietas. Rondan los monstruos de la anorexia, la bulimia... «Si quieres perder peso rápido, hazlo mal, pero prepárate a perder también salud. He preferido no saber de boca de Paula lo que hacen otras modelos para estar en forma...». Ni los deportistas se salvan de esta lacra. «Cada vez hay más casos de trastornos alimenticios, sobre todo en atletas».
Los nutricionistas no asfixian a Paula con objetivos. Aunque 4 kilos menos de los espléndidos 64 que ahora luce se deslizan en la conversación. Su porcentaje de grasa ya ha bajado del 20,4% al 18,6. Néstor lo confirma revisando tablas de Excel y documentos de datos en su ordenador. La sala de valoración antropométrica es una de las piedras filosofales de los investigadores de la Universidad de Elche. Plicómetros para medir la grasa, paquímetros para determinar la densidad ósea... «Los secretos del entrenamiento oculto», resume Néstor.
15-M y pepinos
Dos de la tarde. Hora de comer. Paula suele irse a casa, pero hoy comparte mesa con V en el comedor universitario. Se la nota tensa al entrar. «Es muy estricta con su dieta. Se hace ella la comida y no le gusta llamar la atención en los sitios pidiendo que le hagan algo especial», susurra Carlos Montero a su lado. Los rostros masculinos la siguen como radares en el comedor. Imposible no llamar la atención. Su tensión se dispara cuando ve uno de los platos de la pizarra del menú. 'Panga con queso y bacon (hipocalórico)'. «¿¿Hipocalórico?? ¡Puffff!». Al final sonríe con una ensalada y una pechuga a la plancha en su bandeja.
El 'trabajo de oficina' no falta en el entrenamiento de una miss. Los test de actualidad y las preguntas trampa sobre el escenario acaban con el sueño de muchas de ellas. «Esas cosas me parecen una falta de educación. Quieren dejarnos como tontas. Y lo que somos es jóvenes que jamás hemos hablado en público. Allí arriba te preguntan tu DNI y con los nervios te equivocas». Paula no se achanta. Nada más levantarse y después de comer ojea la prensa en internet. No le falta opinión sobre el 15-M -«es un reflejo del descontento de la sociedad española»- o la crisis del pepino -«una filtración de contaminación equivocada deja en la ruina a todo un sector»-. Paula es mucho más que fachada.
No deben pensar lo mismo los universitarios ojipláticos que ven entrar a Paula en el gimnasio del CID a media tarde. Toca pesas. El encargado de la sala de musculación manosea un portátil sobre una mesa. Pero no puede ni mirar la pantalla... Dos mozalbetes acuden raudos a hacerse una foto junto a la miss. Hora y media después de un circuito de máquinas, a Paula aún le quedan fuerzas para volver corriendo a casa y charlar con su madre mientras se prepara la cena. Pollo o pescado a la plancha, una ensalada y dos yogures. Revisa su correo electrónico y su perfil de Facebook. Suena Enya o Enigma en su cuarto. Toca relajarse. Antes de la medianoche está ya en la cama. Y entonces sí sueña. Sueña con ser una princesa. Sueña con ser la más bella del Universo.
El 10 de julio Paula intensificará su preparación en Venezuela en manos de Katty Pulido, la 'zarina de la belleza' o 'The miss maker' (La fabricante de misses). Ha modelado a dos Miss Universo y asesora a Celine Dion, Bisbal o Paulina Rubio. Nunca antes una Miss España pasó por sus manos. «Es una de las favoritas en todos los foros de especialistas», se lee en su web.