Merkel y Sarkozy invitan a los bancos a colaborar en el rescate griego
París y Berlín sellan una postura común sobre la ayuda a Atenas, para la que quieren máxima celeridad y coordinación con el BCE
BERLÍN.Actualizado:El legendario eje franco-alemán sigue vivo, goza de buena salud y es capaz de hacer concesiones si está en juego el futuro de la Unión Europea. La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, olvidaron ayer viejas rencillas y anunciaron en Berlín que están dispuestos a unir sus fuerzas para solucionar la crisis de Grecia y buscar la participación voluntaria de los acreedores privados en el nuevo paquete de ayuda al país helénico, sobre la base de la llamada 'Iniciativa de Viena'. Los dos mandatarios abogaron por una total coordinación con el Banco Central Europeo y por la mayor celeridad posible para solucionar los problemas que atraviesa Atenas.
El pacto a dos bandas, que abre la puerta a su respaldo posterior en el seno de la Unión en las citas previstas para domingo y lunes para analizar la crisis griega, calmó de inmediato a los mercados. Y, sobre todo, alejó la idea de una reestructuración forzosa de la deuda helena, tal y como había defendido hasta ahora Alemania. Conocido el acuerdo, los 'números rojos' con que habían amanecido las bolsas del Viejo Continente tornaron al verde. En España, el Ibex cerró con un alza del 2,2% hasta los 10.135 puntos. También las primas de riesgo de los países periféricos, incluida la griega, se relajaron, aunque todavía permanecen en niveles muy altos. La española se rebajó en un solo día de los 290 puntos hasta el entorno de los 260.
El acuerdo alcanzado entre Merkel y Sarkozy supone una peligrosa concesión de la canciller germana, que le puede originar serios problemas en el seno de los partidos que integran la coalición. Aun así, Merkel defendió la nueva estrategia pactada con Sarkozy y que toma como base el acuerdo alcanzado en 2009 para combatir la crisis de deuda de los países de Europa Central y del Este. Según el esquema de la 'Iniciativa de Viena', los bonos que vencen son reembolsados completamente por la emisión de nuevos instrumentos con vencimiento a 7 años y cuyos intereses son idénticos a los de las obligaciones iniciales.
«Queremos una participación de los acreedores sobre una base voluntaria. Insisto en lo de la base voluntaria», dijo Merkel durante una rueda de prensa conjunta realizada en la sede del gobierno germano. «La iniciativa de Viena es un buen cimiento», añadió la canciller, quien resaltó que tanto ella como Sarkozy esperan que el nuevo programa de ayudas se apruebe «lo antes posible».
Hasta ahora, el Gobierno germano había pedido un aporte «sustancial, cuantificable y confiable» de los bancos, fondos de inversión y seguros en el nuevo paquete de ayudas para Grecia, que debían cambiar sus bonos griegos por otros nuevos, con los mismos intereses pero con un vencimiento posterior. La posición alemana había sido rechazada por París y otras capitales europeas y encontró una feroz resistencia del Banco Central Europeo, que veía en ella una reestructuración de la deuda griega disfrazada, pero fue apoyada por Holanda y Finlandia, dos países que, al igual que Alemania, deben someter el nuevo paquete de ayudas a la aprobación de sus respectivos parlamentos. Durante el encuentro con la prensa, Nicolas Sarkozy señaló que el pacto alcanzado en Berlín estaba basado en cuatro principios básicos: voluntariedad, rapidez, cooperación con el BCE y evitar el peligro de un «credit event» (peligro de insolvencia).
Incógnitas abiertas
Pero ni Merkel ni Sarkozy fueron capaces de dar detalles sobre la participación voluntaria de los acreedores privados, ni tampoco precisaron una fecha para bendecir el nuevo paquete de ayudas. Ambos, sin embargo, precisaron que aún no tienen en sus manos un documento final de la llamada 'Troika' -integrada por expertos del BCE, el FMI y de la Comisión-, que debe precisar si Grecia ha cumplido con sus compromisos y qué planes tiene para seguir avanzando en poner orden en sus finanzas. Pero es posible que el informe esté en manos de los jefes de Estado y de Gobierno que deben participar en la próxima cumbre comunitaria, que tiene lugar la próxima semana en Bruselas.
Ambos líderes afirmaron que buscarán un acuerdo con el BCE para fijar los detalles de la nueva ayuda. La garantía de que Alemania y Francia se han puesto de acuerdo para impulsar el paquete de ayuda, devolvió la calma a los mercados y también debe eliminar todas las barreras que existían en el seno comunitario para encontrar un acuerdo final. El pacto acordado en Berlín fue calificado por algunos medios alemanes como un «triunfo» de Sarkozy y una «derrota» de Merkel, obligada a suavizar su postura.