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Directo a la calle se ha ido 'España directo'. Parece que hay quien se alegra. Yo no, porque 'España directo' era relativamente decente. Ahora bien, todo lo que ha rodeado a este espacio y a las condiciones de su renovación ha sido bastante deplorable. 'España directo' era una de las muchas canonjías de las que ha venido gozando -y aún goza- en TVE la casa Mediapro, o sea, la de Roures y La Sexta. Desde hace meses, varios consejeros de RTVE venían reclamando que no se renovara 'España directo' en la Pública. ¿Por qué? Por razones sobre todo económicas: es un programa muy caro -en torno a 40.000 euros cada emisión, 80.000 los domingos- y no había cubierto las expectativas de audiencia, que por contrato estaban fijadas en el 14,5% de 'share'. El primer semestre de programa ha costado a RTVE unos siete millones de euros. Mucho dinero, aunque el venerable Oliart dice que producir 'España directo' con los medios propios de RTVE habría sido aún más caro, y será verdad. El hecho es que el Consejo de RTVE aprobaba este miércoles dar carpetazo al programa, porque la Pública no puede ya asumir semejantes costes. Si mis datos no fallan, el único consejero que se ha mostrado disconforme con la medida ha sido el representante de Esquerra Republicana -claro-, y ni siquiera ha votado en contra, sino que se ha limitado a una diplomática abstención. Los trabajadores de RTVE no han disimulado su alborozo por la noticia, porque están hasta el gorro de que la Pública se gaste el dinero en producciones externas en vez de hacerlo en productos propios. Por su parte, los profesionales que han venido elaborando 'España directo' han emitido un doliente comunicado: «Nos duele al irnos -dicen- cierta alegría de compañeros de TVE. Compañeros no de empresa; somos Mediapro, es cierto, pero sí de horas y horas trabajando codo con codo». Al margen de la desmañada sintaxis, se entiende la queja. Pero también se quejan los profesionales de RTVE, que se sienten ninguneados por su propia empresa. En fin: que les vaya bonito. A todos.