El futuro de los peregrinos, garantizado con gestos como el de Javier Escobar
JEREZ.Actualizado:Tiene menos de diez años, y ha caminado sin descanso agarrado a la carreta hasta que las fuerzas lo han rendido. Pocos saben si ha sido un homenaje que ha querido hacer Javier Escobar a los peregrinos, o un gesto de su propio hijo al delegado de los mismos en las últimas romerías, pero sin duda ha sido uno de los detalles más comentados del camino de vuelta. El futuro de los peregrinos en la hermandad de Jerez está más que garantizado si dejan trabajar a estos hombres que, ilusionados, hacen todo por amor a la Virgen del Rocío, sin pedir nada a cambio.
Andan más de un centenar de kilómetros en apenas una semana, y lo hacen por algunas de las condiciones más duras que puedan imaginar. Barro, arenas pesadas, calor, cansancio, ritmo incontrolable al paso de las bestias, en muchos casos sin el apoyo necesario por parte de la propia hermandad... Nada puede parar a estos devotos de la Virgen, cuya única ilusión es llegar a verla con el abatimiento dibujado en sus rostros, y con la sonrisa del deber cumplido. En ellos van las oraciones de muchos de los que se quedaron en Jerez. Ellos llevan, pese a ir andando, más romero que nadie para los que no pudieron ir. Ellos son, sin duda además, el alma, el corazón de una romería que acaba de terminar. Y como nombrarlos uno a uno sería injusto, porque alguno se quedaría en el olvido, en el hijo de Javier Escobar va representado el abrazo que la hermandad de Jerez y que todos los devotos jerezanos de la Virgen del Rocío dan a los peregrinos cuando llegan a Santo Domingo. En ese niño que, sin mayores pretensiones que acompañar a su padre, tantos años responsable de los peregrinos, en este camino de vuelta se agarró, como tantos otros, a la carreta del simpecado y comenzó a andar. Ya no parará jamás de hacerlo...