Un votante, un voto
Jerez Actualizado: GuardarDe las demandas del movimiento Democracia Real Ya, quizá la que más les fastidia a los políticos sea la de la reforma de la ley electoral. Es como mentarles a las madres, se ponen a la defensiva y empiezan a justificarse con la cuestión de las prioridades, como si obrar en un sentido cualquiera (llámese, por ejemplo, economía) impidiese obrar en todos los demás. Parece que los grandes partidos políticos no supiesen qué significa el término multitarea… Aunque más bien parece que perder escaños y sueldos es una molestia que no pueden asumir.
No entiendo por qué unos votos valen más que otros, por mucha decimonónica Ley D’Hont que me expliquen, ni me resulta admisible su justificación diciendo que una atomización de los parlamentos y las instituciones es indeseable, y que impide los acuerdos. Los órganos de gobierno deberían ser un reflejo fiel de los dictados de la sociedad que lo vota. Si es la nuestra una sociedad fragmentada, multiforme y poco cohesionada, ése debería ser, mal que nos pese, el aspecto de nuestras instituciones. Y si lo que toca es discutir, negociar y llegar a conciertos tema por tema, pues qué quieren, es su trabajo. Para esos les pagamos.
Yo quiero que mi voto cuente. Como uno. No como medio; tampoco como tres. Sólo como un voto. Quiero que todas las voces puedan oírse en todos los ámbitos: la que es afín a mí, la que no lo es tanto y también la que me rechina. Somos muchos los que estamos pidiéndolo, y el tiempo de los paños calientes ya pasó. Hemos crecido. Hemos madurado. La reforma de la ley electoral es un asunto urgente, porque avanzar en democracia nos urge. El inmovilismo nunca ha conducido a ninguna mejora. Son los cambios, las revoluciones, las que mueven y regeneran el mundo.