CON LA GORRILLA EN LA MANO

Las últimas noticias que he tenido del líder Arenas fueron en uno de estos últimos días de la primavera que se abre hasta el próximo año, si Dios quiere. Consistía la cosa en nada menos que sesenta y seis propuestas públicas dirigidas al líder Griñán para superar definitivamente la crisis, si bien, dándole un 'palito a la burra' como es preceptivo en política. Venía a decirle al inquilino del palacio de san Telmo de Sevilla que colaborase con él para salir de esta pesadilla que ya mezcla la desesperación popular con el problema de los pepinos.

Sesenta y seis propuestas. Ni una más ni menos, y algún que otro palito al Gobierno. El líder Griñán, que es un señor que no se mete con nadie y que suele ayudar a todos los ciudadanos que lo necesitan, se ve, sin comerlo ni beberlo, acusado del fracaso del Gobierno en las políticas desarrolladas hasta el momento, indicándole «el camino a seguir para salir de la crisis».

Sin embargo, Griñán no se mete con él y ni siquiera con Rajoy, con lo pesado que es. Así no puede ser, líder Arenas. Hay que ser más dúctil y resbaladizo, pero, naturalmente, como muy bien sabe el líder Arenas, Griñán no tiene nada más que consejeros a media jornada y, por consiguiente, no tiene tanta capacidad de réplica como el propio Arenas.

Además, Arenas posee periódicos amigos de verdad que le publican sus mensajes más o menos de doble filo, mientras que al notable Griñán solo le queda el llamado 'canalillo' (la RTVA, radio y TV), que defiende menos al paciente Griñán que la OTAN al coronel Muammar al-Gaddafi. La vida suele ser cruel y el poder siempre es tornadizo. Al final, si el equipo del líder Griñán no despabila y Canal Sur sigue a su aire con ese tándem directivo que es la pera, tendrá que despabilar y apuntarse a la prensa gratis mañanera. Zarrías, Zarrías, como te echan de menos las bases del Puño y la Rosa. Tampoco faltan los que respiran satisfechos con la ausencia del super jiennense conocido en los interiores socialistas como megatón Zarrías. Pero no hay mal que cien años dure, que decían los cruzados que iban a morir en campos de moros. La vida contemporánea no deja de ser compleja y cruel. Un día como el de ayer, columnistas como el firmante se quitan la gorrilla para saludar a Jorge Semprún en su última aventura. Gracias por todo, maestro.