
Ropa en lata
Actualizado: GuardarCamisetas en una lata? ¿Parches para dejar de fumar que se adhieren a la piel con el impulso de un pulverizador? ¿Un espray para retocar la tapicería del coche? Son posibilidades que suenan a ciencia ficción pero pertenecen al mundo real. Se basan en una misma tecnología que su creador, el diseñador catalán Manel Torres, ha patentado bajo el nombre genérico 'Spray-on fabric'. «Hacemos un tejido no tejido que sale a través de un aerosol. La idea surgió del mundo de la moda, pero tiene múltiples aplicaciones», explica en su laboratorio de Imperial College de Londres, universidad líder en desarrollo científico.
La lata contiene una fórmula líquida que se solidifica al entrar en contacto con el aire. Proyectada sobre la piel, la primera sensación es de frío. La segunda, de asombro. Las sustancias químicas se han convertido instantáneamente en una tela de hilos entrelazados y aspecto aterciopelado. Se despega fácilmente del cuerpo y se puede lavar. No tiene costuras y permite incorporar colores o volumen rociando capas adicionales de este «tejido no tejido». «Deseo reinventar la forma de vestir. Introducir inmediatez y comodidad en el diseño de ropa. Todavía nos vestimos como en los años cuarenta y a mí siempre me ha interesado el futuro. Con esta tecnología doy a la gente la oportunidad de crear su propia moda», señala Torres.
Como diseñador cumplió su objetivo en la Semana de la Moda de Londres, el pasado otoño. Por una pasarela montada en la entrada de Imperial College desfilaron modelos luciendo camisetas, faldas y vestidos creados con aerosoles un par de horas antes. Torres ejecutó la colección en un santiamén, aunque el recorrido para superar este hito fue tortuoso. «Me advirtieron que tardaría 14 años en comercializar mi idea. Han pasado diez y aún me queda un largo camino. Me empuja la pasión, la visión y el querer sacar el proyecto adelante. Ha requerido mucho sacrificio en tiempo y dinero, mío y de mi familia. Pero he descubierto que cuando se tiene un sueño, hay que intentar realizarlo aunque al principio falten recursos económicos».
La idea de ropa enlatada le sobrevino en la boda de unos amigos, en Barcelona, en 1996. «Cubrieron a la novia con serpentinas de colores. Y me dije: si de un bote de espray sale cordón, también puede salir tela». Regresó a Londres obsesionado con dar forma a su revolucionario concepto en el Royal College of Art, donde estudiaba para un máster en moda femenina. El proyecto pronto se amplió a un doctorado, en la facultad de química del Imperial College, supervisado por el catedrático en tecnología de partículas Paul Luckham. «Una mañana, me cubrí la palma de la mano con el material. Había dado con la fórmula para crear tejido no tejido. Paul me aconsejó patentar la tecnología», recuerda.
Ambos fundaron la sociedad Fabrican, en 2003, con vistas a comercializar el invento del 'spray-on fabric'. Novasol, una empresa de Tarragona, prepara ahora el lanzamiento de '1St Spray', un aerosol que proyecta telas de colores con aplicaciones enfocadas al escaparatismo y las manualidades. Es el primer producto que llega al mercado dentro de un abanico de posibilidades industriales. «Recibimos consultas de dos o tres empresas cada día, aunque cerrar contratos es la parte más difícil del proceso», dice resignado.
Aplicaciones en medicina
Entre las propuestas con mejor salida a corto plazo, Torres menciona las áreas de automoción, limpieza y ropa deportiva. Su aerosol, según explica, puede abaratar la fabricación de fundas para los asientos y paneles de un vehículo. Las bayetas de cocina, por otro lado, se reemplazarían con solo pulsar la válvula de un espray y las propiedades absorbentes del tejido lo hacen idóneo como compresas para la higiene femenina. La fórmula química se conserva en botes esterilizados, extendiendo su beneficio al campo de la medicina. «El aerosol sale frío y es ideal para tratamientos de quemaduras. También es muy buen portador de medicamentos, lo cual abre muchas puertas», explica ilusionado.
La moda fue el motor del invento y es un efectivo recurso propagandístico de las patentes de Fabrican. «La moda era mi mundo ideal, de sueños y aspiraciones, que me dio fuerza para desarrollar el producto. Pero he cambiado en el proceso y ahora estoy tan a gusto en la esfera artística como científica. Siento que también puedo crear moda haciendo tiritas».
Mientras experimentaba mezclando fibras naturales con sintéticas e introduciendo colores en la composición química, Torres solía imaginarse vestuarios llenos de tejidos enlatados. «El armario del futuro tendrá un poco de todo. Habrá ropa convencional y un par de latas. Lo bonito es que todo se mezcle. Un collar hecho con espray, un biquini improvisado antes de bañarse, unos trocitos de tela proyectados en los hombros de un niño para protegerle del sol. Ofrecemos otra opción sin aspirar a cambiarlo todo y con ánimo de ayudar a la sociedad».