El Congo lucha contra la discriminación mediante la indumentaria
Los seguidores de este movimiento quieren dejar patente con forma elegante de vestir que no son unos 'abandonados'
Actualizado:La Cárcel Real de Tarifa acoge una exposición con fotografías de la Sociedad de Ambientadores y Personas Elegantes (SAPE) de Congo, un movimiento lúdico e ideológico con el que sus protagonistas se visten elegantemente como forma de resistir y dejar patente que no son unos 'abandonados'.
Sandra Maunac, una de las dos comisarias de la exposición, titulada 'Un sueño de ida y vuelta, la SAPE congolesa', ha explicado que los 'sapeurs' se caracterizan por el "arte de saber vestirse elegantemente" para decirle al mundo que no son "esos abandonados pobres" y que tienen un lugar en el mundo.
Con sus llamativas indumentarias, los seguidores de este movimiento, que comenzó en torno a 1920, también cumplen una función social y cultural de primer orden porque ambientan bodas o funerales en una sociedad que ha padecido tres guerras civiles y carece de ocio, ha subrayado la comisaria.
La exposición, una de las actividades paralelas del 8º Festival de Cine Africano de Tarifa , incluye ochenta fotografías del español Héctor Mediavilla, que viajó seis veces al Congo, y del congoleño Baudouin Mouanda, su discípulo, así como un audiovisual con testimonios de 'sapeurs' y de sus actividades.
Además, los miembros de la SAPE transmiten otros valores, como la cultura de la paz, y de hecho este movimiento no se manifiesta en periodos bélicos.
Para dirimir los conflictos entre las distintas ramas de la SAPE, sus componentes establecen una "guerra no violenta" con sus prendas y accesorios, que denominan armas y municiones, y que desarrollan en espacios públicos con movimientos y diversos juegos, ha precisado Maunac.
Este movimiento extravagante y particular lo forman esencialmente jóvenes de la ciudad de Brazzaville, capital de la República del Congo, y también algunos provenientes de Kinsasha, capital de la República Democrática del Congo, aunque aún hay numerosos ancianos que siguen sus prácticas.
Actualmente está adquiriendo una importancia sin precedentes, tanto en la República del Congo como fuera de las fronteras del continente africano, al convertirse en objeto de imitación, de estudio y de exhibición, según la otra comisaria de la exposición, Mónica Santos