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La procesión recorre las calles del Arsenal de La Carraca. :: C. C.
SAN FERNANDO

La Armada agradece al mar que el seísmo de 1755 no llegara a La Isla

El Arsenal de La Carraca celebró la bendición de las aguas en recuerdo del trágico maremoto, que no causó daños en la ciudad pero sí en Cádiz

C. CHERBUY
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Las crónicas lo relatan como una de las mayores catástrofes que asoló a la Bahía, pero que afectó principalmente a la capital. Fue un día de Tosantos de 1755 y a pesar de que el día amaneció despejado pronto el cielo cambió de color. El seísmo, con epicentro en el cabo de San Vicente, y que según estimaciones llegó a alcanzar los nueve grados en la escala Richter, apenas causó destrozos, pero el posterior maremoto sí se dejó sentir.

Cádiz volvió a ser una isla y el camino que unía a la ciudad con San Fernando quedó anegado por las aguas. Sin embargo, y a pesar de los malos augurios, la entonces conocida como Real Isla de León no padeció percance alguno. En aquella época la mayoría de la población trabajaba en el Arsenal de la Carraca y como agradecimiento se decidió bendecir el mar en una ceremonia militar y civil. Tradición que la Armada ha mantenido durante todo este tiempo y por ello ayer volvió a realizar la procesión del Santísimo Sacramento de la Eucaristía hasta el muelle de San Fernando para bendecir las aguas. Acto que fue presidio por el Almirante Jefe del Arsenal, Vicealmirante José Ángel Pita Rodrigo.