Francia inventa la sexta estrella
Ocho hoteles de gran lujo reciben la distinción de Palace. Edificios históricos con trato exquisito y suites con antigüedades forman la nueva clase
Actualizado:Con permiso de nuestros amigos italianos, el lujo es francés. No en balde, y tras ser alumbrado en la sociedad cortesana del Antiguo Régimen, fue su burguesía mercantil la que dio a luz al Comité Colbert, donde se agrupan las firmas que representarían al lujo galo: Hermès, Guerlain, Krug, Laurent-Perrier, Mauboussin, ST Dupont, Louis Vuitton...
Pues bien, nuestros vecinos acaban de dar un paso más en este campo de la sofisticación y el trato galante sacándose de la manga una nueva categoría hotelera. Desde el pasado 5 de mayo ocho establecimientos de cinco estrellas lucen en su entrada una pequeña placa dorada con la leyenda Palace. Es el top, lo más de lo más para los hoteles galos. Algo así como una sexta estrella que corona instalaciones singulares y distingue «la excelencia a la francesa».
En junio del pasado año, Hervé Novelli, secretario de Estado de Turismo, encargó a dos ejecutivos del lujo como François Delahaye (director general del Plaza Athénée) y Pierre Ferchaux (antiguo PDG del Bristol), ambos palabras mayores en el mundo de la gran hostelería, la tarea de crear una nueva categoría habida cuenta de las «diferencias existentes entre la mayoría de los cinco estrellas y algunos hoteles de excepción». En Francia hay unos 150 cinco estrellas y se estima que pronto serán 200 tras el desembarco de las grandes cadenas asiáticas como Shangri-La, Raffles, Mandarin...
«Detrás de nuestro Hôtel du Palais -manifiesta a V Jeanne Marchetti, directora del establecimiento situado en Biarritz- hay más de un siglo de historia, existe un pasado... Esta nueva categoría, que nos ha sido concedida por unanimidad tras presentar un dossier al jurado, representa una nueva clasificación, una sexta estrella», precisa la directora.
Arte, cocina y spas
El espectacular palacio de estilo Segundo Imperio que se erige al borde del mar en Biarritz, y que fue construido en 1854 para acoger a la emperatriz Eugenia, esposa de Napoleón III, se ajusta a los estándares promovidos por el sello Palais. Se trata en todos los casos de edificios de época, con una arquitectura excepcional, amueblados con antigüedades y obras de arte y que disponen de infraestructuras de prestigio como restaurantes gastronómicos estrellados por Michelin, spas, piscinas, gimnasios, suntuosos jardines...
Al tiempo, su personal debe ser «de lo más competente y totalmente dedicado a la clientela», se lee en el informe oficial sobre la creación de la categoría. No solo eso, debe haber una relación de, al menos, 2,75 empleados por llave, el establecimiento tiene que ser de de un tamaño mediano (entre 50 y 200 habitaciones) y disponer de mayor número de suites que un cinco estrellas convencional. «Sí, se ha tenido muy en cuenta el tamaño de las habitaciones y el disponer de un personal de servicio siempre impecable...», apunta Jeanne Marchetti desde Biarritz.
El vascofrancés Hôtel du Palais posee apartamentos (Eduardo VII, Alfonso XIII, Winston Churchil y Sarah Bernhardt) y suites (Chaplin, Stravinski, Sinatra, Emperatriz Sissi, Duquesa de Windsor...), bautizados en honor de algunos de sus más famosos clientes (el palacio funciona como hotel desde 1893). Una habitación doble con vistas al Atlántico (que incluye desayuno buffet y una comida o cena para sus huéspedes) cuesta 690 euros.
El sector turístico es la principal fuente de ingresos de Francia, genera un millón de empleos directos y otros tantos indirectos y representa un volumen de negocio de 70.000 millones de euros anuales que gestionan unas 21.000 empresas. El Hexágono recibe cada año 80 millones de visitantes, lo que le convierte en el primer destino turístico mundial.
Claro que no siempre llueve a gusto de todos. En la lista de los ocho grandes se han quedado fuera nada menos que el George V y el Ritz de París, algo así como el top del lujo. Su no inclusión en la lista ha generado una agria polémica. Todo apunta a que las obras de renovación que acometen ambos hoteles han sido la causa del retraso en la concesión del distintivo Palace, que podría serles otorgado en la segunda tanda de selección, en noviembre.
Francia va a limitar a veinte el número de Palaces. Serán lo mejor de lo mejor o, como dicen nuestros vecinos, la crème de la créme.