La Ficha 1B
Actualizado: GuardarAhora que las cafeterías universitarias bullen de exegetas que analizan los resultados electorales, sorprende que ninguno haya ponderado la influencia de la Ficha 1B en las elecciones a rector.
Me explico; la Ficha 1B es un morlaco de difícil lidia, que suele coger desprevenido al profesor universitario, de natural ‘sobrao’, porque la afronta con la suficiencia que le da haberse merendado previamente la 1A en breves minutos. En mayo, el Gran Hermano de Planificación Docente envía un email comunicando que se puede cumplimentar hasta el 30 de junio, acompañando el correo con 27 páginas de instrucciones. Con tanto tiempo, la mayoría de los profesores que estrenan docencia en algún Grado suelen tomar su primera decisión errónea: remitir la tarea a mediados de junio. Pero sobre el 5 de dicho mes reciben otro correo del Coordinador de Grado, apremiándoles para que rellenen la ficha porque antes del día 13 debe ser visada por él y después supervisada por el director del departamento. En ese momento el docente, todavía ignorante de lo que le espera, telefonea a un compañero con experiencia en ficha 1B que le dice que ésta exige concentración y tiempo, a la par que le da un consejo precioso, que la mitad del cerebro del profesor llamante encargada de recibir las comunicaciones del exterior, no registra adecuadamente: «antes de hacer clic en ‘siguiente’, hazlo en ‘cambiar’ porque si no, perderás la información».
Desdeñando el pdf de instrucciones y seguro de sí, abre la aplicación y tras los dos primeros pasos, de diez, piensa que no es para tanto, pero cuando llega al 3 la cosa se complica y a la hora de seleccionar las Competencias que adquirirá el alumno duda si la C3, la C14 y la C36 son complementarias, cumulativas o alternativas. Aquí sufre su primer flato. Por supuesto tras una mañana de trabajo se le olvida pulsar ‘cambiar’ antes de ‘siguiente’ y la caga. En los días sucesivos se enfrenta a los resultados del aprendizaje, las actividades formativas y el sistema de evaluación. En ese momento descubre, con horror, que la ficha 1B es en realidad un contrato de diez folios que le vincula jurídicamente con los alumnos, se pone a hiperventilar y con este ánimo se encamina a votar.