
Bendito Poniente que refresca las arenas
El viento fresco alivia el segundo día de camino hacia la aldea de las hermandades gaditanas. Cádiz pernocta en el Corral de Félix, Jerez, El Puerto y Chipiona embarcan en Bajo de Guía y Sanlúcar recibe la visita de Vargas Llosa
Cádiz Actualizado: GuardarEl sonido del pitero despierta a los romeros gaditanos a las seis de la mañana. Les esperaba una dura jornada de 7,5 kilómetros, un día que resultó más aliviado por la presencia del Poniente, que refrescó el peregrinar por las arenas. Tras la oración, se formó la caravana que partió hacia los pinares de Doñana camino del Cerro del Trigo. Antes del mediodía se produjo la primera parada para el rengue y el rezo del Ángelus. Como es tradicional, los romeros gaditanos repusieron fuerzas en Carboneras para emprender la travesía hacia el Cerro de los Ansares. Antes del anochecer llegaron al Corral de Félix su lugar de pernocta al igual que el de las hermandades de Puerto Real y Rota.
Por otra parte, las primeras hermandades que partieron en la mañana del martes desde Bajo de Guía vivieron una jornada sin sobresaltos, tras los retrasos sufridos en el embarque. De esta manera, Chiclana, que camina junto a La Línea, pernoctó en el Palacio de Doñana al igual que San Fernando y Arcos.
Las últimas cuatro hermandades provinciales emprendieron en la jornada de ayer su reencuentro con la Blanca Paloma. Una de las más populosas, la de Jerez, también fue de las primeras en salir de Santo Domingo. La peregrinación de este año tiene una especial significación para el hermano mayor Felipe Morenés que se despide del cargo en 2011. Desde la iglesia de San Joaquín inicio su peregrinar la de El Puerto que embarcaba en Bajo de Guía poco después de la hora del almuerzo. Curiosamente la precedió la de Chipiona que, un año más, comenzó su recorrido desde la capilla propia perteneciente a la O. Las tres pasaron su primera noche de camino en el palacio de Marismillas.
Visita de Vargas Llosa
La más multitudinaria y la más antigua de todas las filiales provinciales que hacen el camino, la hermandad de Sanlúcar, que este año cumple su 350 aniversario, inició ayer su recorrido para reencontrarse con la Blanca Paloma. Tanto en su salida como en sus primeros pasos contó con un acompañante de lujo, el Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa. Tras asistir a las ocho de la mañana a la misa, Vargas Llosa, acompañado de su mujer, Patricia, y de unos amigos, cruzó en una barcaza, como un romero más, el Guadalquivir, para adentrarse en el espacio natural de Doñana rumbo a la aldea almonteña. Antes de embarcarse explicó que sentía «mucha ilusión» por vivir esta experiencia, que en su caso se limitará a acompañar un día a los más de 4.000 peregrinos de Sanlúcar. «Quería venir hace muchísimos años, muchos amigos habían hecho esta peregrinación», comentó Vargas Llosa, que ha calificado sus primeros momentos con la hermandad como «una experiencia inolvidable» que «materializa la leyenda y los mitos que hay sobre El Rocío». La hermandad pernoctó en el Cerro del Trigo.