Siria castiga a los desertores
El-Asad mata en Yisir al-Shagur a los que se negaron a reprimir las protestas
Actualizado:«Entré en el Ejército para defender a la gente del enemigo israelí. Pero después de los crímenes que he visto en Deraa y en toda Siria, no puedo seguir». Como Abdel Razaq Tlas, que desertaba de las Fuerzas Armadas sirias en un vídeo difundido ayer por Al-Yasira, decenas de militares se habrían aliado con los opositores y habrían renunciado a disparar contra sus compatriotas. Lo aseguran varias organizaciones de derechos humanos del país árabe, que denuncian, además, que la mayor parte de las 120 víctimas de la masacre de Yisr al-Shagur del pasado lunes son civiles y soldados que habían desertado y no policías muertos a manos de «grupos armados» terroristas, como señala Damasco.
Según afirmaron ayer varios residentes, que consiguieron hablar con la prensa internacional por teléfono, cientos de personas habrían abandonado la ciudad por miedo a la represión del régimen tras el duro golpe recibido por las fuerzas de seguridad. Para muchos en la región, la memoria de los acontecimientos de 1980, cuando el Ejército bombardeó durante tres semanas la ciudad para sofocar una revuelta de los Hermanos Musulmanes, dejando más de 70 muertos, está demasiado reciente, y temen que la historia vuelva a repetirse.
«La gente está muerta de miedo tras las declaraciones del Gobierno -que advirtió de que responderá con contundencia-. Está claro que se están preparando para una masacre», dijo ayer a AP un residente de Yisr al-Shagur, que prefirió el anonimato por su propia seguridad. Otros habitantes aseguraron que decenas de vehículos armados se dirigían ayer a la localidad desde Alepo, y que varios helicópteros habían sobrevolado la ciudad durante toda la noche. «Responderemos con fuerza y decisión y según la ley, y no nos callaremos ante un ataque armado que tiene como objetivo la seguridad del Estado y sus ciudadanos», advirtió el lunes el ministro del Interior, tras informar sobre la muerte en una «emboscada» de los agentes.
Dimisión ante las cámaras
Numerosos testimonios afirman que muchos militares, espantados por el comportamiento salvaje de las fuerzas conocidas como 'shabiha', una especie de milicia de pistoleros implacables del régimen, se habrían negado a continuar con la represión de las manifestaciones el pasado fin de semana. «Hubo un motín en la sede de los servicios de seguridad», explicó un activista por teléfono a AFP, «creo que ejecutaron a los policías que se negaron a disparar contra los manifestantes». Las 'shabiha' son, como la familia del presidente Bashar el-Asad y la élite del país, alauíes, una rama minoritaria del Islam chií.
«Las autoridades están repitiendo el mismo patrón de asesinatos», afirmó ayer un portavoz del grupo sirio proderechos humanos Sawasiah, quien relató que las fuerzas de seguridad «eligen una ciudad en la que las manifestaciones están siendo más potentes y castiga a la población». A día de hoy sigue resultando muy difícil conocer qué sucedió realmente el pasado lunes en esta localidad al noroeste de la capital, ya que la prensa extranjera sigue vetada en Siria y las informaciones que llegan están en su mayoría sesgadas por uno u otro bando.
Sin embargo, la versión del motín tomó cuerpo ayer al conocerse el vídeo de Tlas, el teniente del Ejército sirio que renunció ante la cámara. El oficial, vestido de uniforme y originario de Rastán, en la provincia de Homs, donde se han producido centenares de muertos, animaba en su mensaje a otros soldados a plantarle cara al régimen de El-Asad. «¿Sirve el Ejército para robar y proteger a la familia de Al Asad?», se pregunta Tlas. «Pido a los oficiales de honor que informen a sus soldados de lo que está sucediendo, y que usen su conciencia», continúa el militar.
Ayer, además, se produjo la primera dimisión de un diplomático en repulsa a la represión del régimen contra los manifestantes. La embajadora siria en París, Lamia Sakur, aseguró ayer que renunciaba en rechazo al «ciclo de violencia» que se ha instalado en su país, donde han muerto más de un millar de manifestantes, y reconoció como legítimas las demandas de la población, que pide más democracia y libertad.