vuelta de hoja

Puestos a perder

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Más de la mitad de los españoles, que quizá no sean divisibles, reclama un adelanto de las elecciones. La paciencia, que si no es la única virtud forma parte de todas las demás, nunca ha sido nuestro fuerte, aunque fortalezca el ánimo y contribuya a la esperanza. Lo que sea, que sea cuanto antes, ya que según los menos optimistas nunca será nada bueno. Escribió Pedro Laín Entralgo un tratado admirable sobre ‘La espera y la esperanza’. Acaso no se haya vendido mucho en la Feria del Libro, donde las novedades expulsan a las intemporalidades y llegará un momento en el que Platón esté «descatalogado».

Estamos casi todos de acuerdo en que el presente es una poderosa divinidad. Vivir son cuatro días y dos lloviendo, o los cuatro si los libros salen a la calle. Ahora sólo interesan lo que especulan sobre la inmediatez. El vocablo se deriva de espejo, pero es imposible verse en él si lo tenemos pegado a las narices. En vista de eso, o sea de lo que no vemos claro, nos ha dado por inquirir las causas de la derrota, por una parte, y los motivos de la victoria, por otra. ¿Europa no nos quiere o nosotros no queremos a Europa? Históricamente fuimos uno de los tres países que la hicieron, pero todavía no está hecha. Le falta un hervor, pero no hay fuego suficiente. Puestos a perder poder adquisitivo estamos buscando culpables. «Alemania es culpable», que dijo aquel, desde un inverosímil balcón patriótico, pero Alemania, una vez amnistiado el pepino, le echa la culpa a la soja. Hacen falta detectives no sólo en el Mercado Común, sino en los mercados de cada barrio. Por ellos transita el malévolo brote de E. Coli. La plaga se ha llevado ya con los pies por delante a 22 europeos de pleno derecho. El campo de batalla de los investigadores es muy grande, ya que abarca todo el campo. El que sabía más de él, exceptuando a los labriegos, era José Antonio Muñoz Rojas, que me dijo que un día sin verlo era para él un día perdido.